domingo, 27 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - El Diario ( 25 )

Busqué referencias . Y torrente abajo , por detras de la masa de olivos , divisé el ceniciento perfil de la posada .
Pero ¿ cómo había escapado de aquel infierno ?
Sólo pude hacerme con una posible explicación . La desconcertante aparición en la orilla tenía que guardar relación con los gruesos caños de agua que fluían violentos a diferentes niveles en el cortado rocoso . Conté hasta seis . Y supuse que servían de aliviaderos a las cisternas de la tenebrosa Nazaret subterránea . Con toda probabilidad , la impetuosa riada terminó por arrojarme al exterior a través de algunom de los desagües que tenía a la vista . El resto no era de imaginar .
Y semidesnudo , sentado frente a tan indulgente torrentera , levanté la mirada hacia los oportunos y borrascosos << yunques >> , dando gracias a ese Padre imprevisible y bondadoso por haber prolongado mi vida . Y snreí para mis adentros . La vida tiene estas paradojas . ¿ O no era la vida ? La furiosa lluvia que me empapó por la mañana , forzándome a precindir de las ropas y desarmándome , se encargó de liberarme por la tarde . ¿ Era aquello casual ? ¿ Qué habría sido de este explorador de no haber llovido tan intensa y torrencialmente ?
Y dejando a un lado lo que , evidentemente , sólo eran hipótesis , me dispuse a actuar.
Busqué el sol  , adivinandolo con dificultad entre las oscuridades de la tormenta . Podía ser la hora décima ( al rededor de las cuatro de la tarde ) . Eso representaba unas dos horas y cincuenta minutos de luz . Eché cuentas y , aceptando que fuera jueves , deduje que la estancia en la gruta se había prolongado casi cinco horas .
Y el recuerdo de David  , denso y angustioso , llenó mi corazón , concendiéndole absoluta prioridad . ¿ Seguiría en la cripta ? Era imperioso acudir en su ayuda .
Pero al incorporarme comprendí lo penoso de mi situación . Ropas , bolsa y la << vara de Moisés >> - era un suponer - continuaban en la guarida de la víbora . Tenía que recuperarlas de inmediato . La pérdida del manton y la túnica no era grave . La bolsa de hule , en cambio , con las << crotalos >> , el salvoconducto de Poncio y los dineros - los últimos y preciosos ciento treinta y un denario de plata - sí me me preocupaba . En cuanto al cayado , la desaparición habría resultado irreparable . Buena parte de la Operaciçón funcionó , y debía seguir funcionando , merced a sus complejos y utilísimos dispositivos técnicos
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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