miércoles, 23 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - El Diario ( 8 )

Allí , meticulosamente  precintados , guardaba  los más exquisitos  y codiciados dátiles  de Jericó ; los << cariotes >> , de jugo espeso , los secos e interminables << nicolas >> , así denominados en memoría de Nicolás de Damasco , el secretario de Herodes el Grande ; los << dactilos >> , retorcisos y enorme como dedos ; los dulcísimos << adélfidos >> y los jugosos << patetes >> . Y naturalmente , una generosa colección de ánforas , de un metro de alzada  , con la genuina rosa de la isla de Rodas grabada en una de las asas  y conteniendo lo más granado de los vinos griegos y de palma , tan frecuentemente cantados por Plinio y siempre obligados en las mesas de los ricos .
Y en el mismo y perfecto orden , amplios cuencos  de Magara , lujosos vasos del valle del Po y recipientes de brillante terracota de Arezzo ( Toscana ) , con cumplidas raciones de higos prensados  , tortas de << dátiles - bellota >> , aceitunas , pescado salado y nueces del Hermón .
Fue suficiente . Davíd siguió mi consejo , interrumpiendo el inventario de unas provisiones más que sobradas para alimentarnos durante semanas . Al menos , nuestra muerte no sería por hambre.
¿ Muerte ? Me revelé contra mi mismo . Estaba dispuesto a reencontrarme con el Maestro y nada ni nadie se interpondría en el camino . Y aquel fogonazo interior casi me levantó del suelo .
- ¡ El cofre ! ordene al criado - . Veamos que encierra .
Y en mitad del silencio , apenas alterado por el crepitar del hacha , cuando nos disponíamos a remover el interior del arca , un lejano y amortiguado quejido nos sobresaltó . No podía asegurarlo , pero lo asocié con un lamento.
Nos miramos . Y un temblor se propagó por el brazo de David , haciendo oscilar la llama .
Instintivamente llevé el dedo índice derecho a los labios  , reclamando silencio . El tiempo se detuvo . Pero aquel gruñido - o lo que fuera - no se repitió.
Y mi compañero susurró una palabra que me erizó el cabello :
- ¡ Ratas !
¡ Cuán frágil es la naturaleza humana ! La reciente y traumática experiencia en los túneles de la gruta de Santiago , con aquel amasijo de ratas negras y peludas devorando la sandalia de Jacobo , el albañil , me descompuso. Y toda mi supuesta fuerza se eclipsó.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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