jueves, 10 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 62 )

- ¿ Y por qué lo dejó ?
- Él hablaba siempre de ganar la vida por etapas . SEgún manifestó a su vuelta , la experiencia en Séforis , ciudad de gentiles , se hallaba cumplida . Herodes Antipas , además , no le inspiraba confianza ...
Rebeca , que asistía a la narración desde la atalaya flotante de los recuerdos , intervino fulminante :
- Sí y no .
María se revolvió como una pantera . La escalada por las paredes de su propio relato le había hecho perder de vista la base y razón que lo estaba justificando . Esa << base >> no era otra que una reciente e inconclusa revelación de la enamorada : << Tres años después  de aquella conversación en el almacén de aprovisionamento , mis esperanzas , intactas , recibieron un cálido rayo de luz ... >>
- ¿ A qué te refieres ?
La imperiosa y contrariada  pregunta de la Señora quedó gravitando en la penumbra de la plataforma . La << pequeña ardilla >> , sudorosa y jadeante , hizo acto de presencia  , volando a nuestro encuentro . Detrás , dejando en el umbral la proximidad naranja del ocaso , aparecieron sus hermanas . Ruth , sin resuello , confió a mis manos un pequeño tarro de arcilla . Contenía una abundante reserva de florecillas liguladas de caléndula  , secas y pajizas. Los pigmentos  florales de esta asterácea contienen interesantes principios medicinales . Y felicitándola por su eficacia y rapidez le di las instrucciones oportunas : verter entre uno y dos log ( medio a un litro ) de agua en un recipiente , a ser posible de metal . Machacar la caléndula y , una vez que el líquido empezase a hervir , arrojarla en la vasija .
- ¿ Y después ?
La dificultad para hacerle comprender un concepto que hoy no encierra mayor complicación  - << quince minutos >> - me forzó a aplazar la segunda parte del preparado . Y acariciando sus rojizos cabellos sanvé la situación , indicándole que me avisara cuando el sol se hubiera ocultado en el horizonte . En aquellos momentos debíamos  estar muy cerca de las seis de la tarde.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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