miércoles, 30 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - El Diario ( 37 )

La confidencia de la prostituta vino a ratificar lo que la familia ya sabía por boca de otro de sus aliados en Nazaret : el tal Jairo , el anciano de barbas deshilachadas que en la tarde del martes había aporreado la puerta del corral de la casa de María e informando a Santiago de la marcha a la vecina Séforis de la mano derecha del saduceo - Judá - con el fin de solicitar instrucciones al tribunal sobre la supuesta << blasfemia >> del hermano del Resucitado.
Al parecer - y esto no figuraba con claridad en la memoria del voluntarioso David -, Las noticias facilitadas por Jairo iban más allá de lo expuesto por Débora . << Es más que probable - les anunció - que Juan , el discópulo del Maestro , haya corrido idéntica suerte , encontrándose sepultado  en algún rincón del subterraneo. >>
Aquello si aclaraba la inexplicable desaparición del Zebedeo . Y tras un acalorado parlamento - con la comprensible oposición de las mujeres -, Santiago y su cuñado tomaron la decisión de acudir ante el vengativo sacerdote , pidiendo explicaciones . Y en previsión de más que probables complicaciones solicitaron el apoyo de los hijos de Nathan, el alfarero , así como de algunos de los vecinos más afines . Pero sólo dos de los tres alfareros aceptaron ante el feo cariz de la propuesta . y la aldea , como es natural , se vio conmocionada por lo ocurrido y por lo que a todas luces podía sobrevenir .
Entonces entendí el porqué del anómalo cierre del taller de alfarería que se alzaba próximo al puentecillo de troncos y , sobre todo , la escena de Jacobo , amenazando al saduceo con el gladius  y su palidez al reconocerme . Si se suponía  que este extranjero permanecía  enterrado en la cripta . ¿ Cómo demonios había llegado gasta allí ? Pero el albañil , como ya mencioné , agsorto en la custodia del peligroso Ismael , no preguntó.
Según David , al poco de verme  desaparecer en la negrura de la cisterna , percibió el rugido de la muela y un atropellado vocerío . Minutos después , Santiago y uno de los alfareros  se deslizaban por la cuerda , alertados por las confusas explicaciones del sirviente  y los enigmáticos gruñidos . Y al pisar el segundo silo - buscando en realidad al pobre Jasón - fueron a descubrir a un Juan Zebedeo atado de pies y manos y amordazado.
La sorpresa del exclavo , al desentrañar el misterio , fue similar a la mía al ver desfilar al tambaleante ciscípulo.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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