lunes, 21 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4-- El Diario , 27 de abril , jueves ( 15 )

Las palabras de David - pues este era su nombre - quedaron congeladas . Y el hielo de un presagio cristalizó sus facciones . Y sus ojos descendieron hacia la mesa  que nos separaba. No fue precisa  explicación alguna . Yo también lo perciví . Y al volverme  descubrí con espanto la descompuesta faz del sacerdote . ¿ Cómo era posible ? Se hallaba  en el extremo opuesto a la única puerta . ¿ Por dónde habia entrado ? Lo peor , sin embargo , no fue eso . Lo dramático es que ignorábamos  cuánto tiempo llevaba a mis espaldas .A juzgar por la cólera que afilaba sus mandíbulas saltaba a la vista que había  escuchado lo suficiente .Y David , nervioso , fue sirviendo el vino . Y este desconcertado explorador no supo que hacer ni dónde esconderse . Y en mitad de un silencio tan espeso como el néctar que llenaba las copas , las << arañas >> sanguinolentas que deformaban el rostro de Ismael fueron dilatándose como el peor de los augurios  . Y aquella rata , en minutos , maquinó nuestra destrucción   .
- Bien -tronó al fin -, vayamos a lo que importa . Lo primero el arpa .
Y girando sobre los talones llevó la mano izquierda al centro geométrico de la monorach que presidía aquella pared . No tuve tiempo material de distinguir el dispositivo . Al punto , una de las estrechas láminas de bronce osciló silenciosa , dejando al descubierto una puesta secreta . David y yo nos miramos . Y el saduceo , encaminándose a la mesa  , apuró un trago de uno de los vasos . Y la ira se disfrazó de cínuica sonrisa . No sé qué fue peor ...
- Vamos pues .
Y con un pie en el otro lado de la estancia se volvió hacia el criado , ordenándole que nos acompañara .
A partir de ese momento , todo discurriría a gran velocidad .
Al abordar el frío y oscuro lugar me vi en una sala de menguadas dimensiones , desnuda de enseres y pobremente alumbrada por una lucerna que descansaba en el suelo rocoso . El sirniente se hizo con el candily , conociendo el camino , se situó en cabeza .
Autor : J.J Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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