Las << crótalos >> no me permitían identificarle con nitidez . Su rostro , en la distancia , presentaba una tonalidad rijiza que escamoteaba sus facciones . La túnica , originalmente blanca , aparecía azulada y las piernas y manos , teñidas de un intenso verde naranja . Consecuencia del esfuerzo , su temperatura corporal había aumentado en zonas muy concretas . Así , por ejemplo , el cuello , axilas , y sienes ofrecían un blanco mate en la visión infrarroja .
De pronto , algo en lo que no había reparado hasta esos momentos me hizo saltar del recelo al estupor . Casi hubiera preferido enfrentarme a una fiera o a uno dem los fanáticos betusianos antes que apurar semejante prueba ... Y el corazón , intuyendo una penosa situación , avivó su frecuencia . Aquella criatura apenas si levantaba metro y medio del suelo . Quizá menos . ¡ Era un niño ! Un presentimiento me descompuso . Retiré una de las << lentillas >> y , en efecto , al normalizar la visión en el ojo derecho , la estampa menuda de Juan Marcos inmóvil y tan desconcertado como yo , apareció ante mí , pulverizando mis esquemas . Me sentí atrapado . Aquella situación , de una especial gravedad , no había sido contemplada por los especialistas de Caballo de Troya . ¿ Qué debía hacer ?
Sabia de la inteligencia y tozudez del muchacho . Insinuarle u ordenarle que diera media vuelta y se alejara habría resultado tan inútil como contraproducente . No disponía de muchas opciones . Por supuesto , no dudé de sus buenos propósitos . Quizá aquel inoportuno seguimiento obedecía tan sólo a otra de sus diabluras infantiles o a la necesidad de consuelo . Rechacé la idea de que estuviera al corriente de mis entradas y salidas de la nave .Eso era imposible . Su comportamiento hacia mí hubiera sido radicalmente distinto . Además , los sistemas de localización del módulo le habría descubierto .
Bregué para hallar una solución . Pero ¿ cuál ? ¡ Qué podía explicarle ?
Consumidos aquellos segundos de mutua y tensa observación , el benjamín reaccionó . Levantó su brazo izquierdo en señal de saludo y , dispuesto a reunirse con su viejo amigo , continuó el avance . Impotente , me dejé llevar por el instinto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
De pronto , algo en lo que no había reparado hasta esos momentos me hizo saltar del recelo al estupor . Casi hubiera preferido enfrentarme a una fiera o a uno dem los fanáticos betusianos antes que apurar semejante prueba ... Y el corazón , intuyendo una penosa situación , avivó su frecuencia . Aquella criatura apenas si levantaba metro y medio del suelo . Quizá menos . ¡ Era un niño ! Un presentimiento me descompuso . Retiré una de las << lentillas >> y , en efecto , al normalizar la visión en el ojo derecho , la estampa menuda de Juan Marcos inmóvil y tan desconcertado como yo , apareció ante mí , pulverizando mis esquemas . Me sentí atrapado . Aquella situación , de una especial gravedad , no había sido contemplada por los especialistas de Caballo de Troya . ¿ Qué debía hacer ?
Sabia de la inteligencia y tozudez del muchacho . Insinuarle u ordenarle que diera media vuelta y se alejara habría resultado tan inútil como contraproducente . No disponía de muchas opciones . Por supuesto , no dudé de sus buenos propósitos . Quizá aquel inoportuno seguimiento obedecía tan sólo a otra de sus diabluras infantiles o a la necesidad de consuelo . Rechacé la idea de que estuviera al corriente de mis entradas y salidas de la nave .Eso era imposible . Su comportamiento hacia mí hubiera sido radicalmente distinto . Además , los sistemas de localización del módulo le habría descubierto .
Bregué para hallar una solución . Pero ¿ cuál ? ¡ Qué podía explicarle ?
Consumidos aquellos segundos de mutua y tensa observación , el benjamín reaccionó . Levantó su brazo izquierdo en señal de saludo y , dispuesto a reunirse con su viejo amigo , continuó el avance . Impotente , me dejé llevar por el instinto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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