<< Despues de un presuroso callejeo nos adentramos en un desahogado salón en obras . A la parca luz de algunas bombillas enroscadas a las columnas , confundidos en una atmósfera de yeso fresco y madera recién serrada , cuatro individuos trajinaban tablones y martillos . Uno de ellos , encorvado hacia un caldero de cemento , canturreaba una doliente melodía árabe .
>> Cerré los puños , comido por la emoción . ¿ Cuál de aquellos afanosos obreros era el depositario de lo que tanto ansiaba ?
>> Tras identificar a nuestro hombre , mi acompañante sorteó a los operarios más próximos , saludándoles con sendas y amistosas palmadas en las espaldas . Le vi llegar hasta el que removía la masa e , inclinándose , le susurró algo al oído . Ambos se incorporaron , observándome desde la penumbra . La irregular iluminación le persevó de mi desatada curiosidad . Pero me quedé quieto , tal y como había sugerido el improvisado guía .
>> Digo yo que el tronar de mi corazón tuvo que ser escuchado en un amplio radio . pero nadie alteró su faena .
>> Concluido el breve diálogo , el que hacía de albañil arrojó el << palustre >> en el mortero y , restregando las manos en los flancos del pantalón , avanzó hacia mí.
>> No pude remediarlo . Me eché a temblar . ¿ Había llegado el gran momento ? ¿ Qué podía decirle ? ¿ Cómo atacar tan peregrina y críptica historia ? >>
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
>> Cerré los puños , comido por la emoción . ¿ Cuál de aquellos afanosos obreros era el depositario de lo que tanto ansiaba ?
>> Tras identificar a nuestro hombre , mi acompañante sorteó a los operarios más próximos , saludándoles con sendas y amistosas palmadas en las espaldas . Le vi llegar hasta el que removía la masa e , inclinándose , le susurró algo al oído . Ambos se incorporaron , observándome desde la penumbra . La irregular iluminación le persevó de mi desatada curiosidad . Pero me quedé quieto , tal y como había sugerido el improvisado guía .
>> Digo yo que el tronar de mi corazón tuvo que ser escuchado en un amplio radio . pero nadie alteró su faena .
>> Concluido el breve diálogo , el que hacía de albañil arrojó el << palustre >> en el mortero y , restregando las manos en los flancos del pantalón , avanzó hacia mí.
>> No pude remediarlo . Me eché a temblar . ¿ Había llegado el gran momento ? ¿ Qué podía decirle ? ¿ Cómo atacar tan peregrina y críptica historia ? >>
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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