Llené los pulmones de aquel aire fresco y perfumado y , dejando que sandalias , piernas y túnica se impregnaran de rocío , me dirigí hacia el norte : a lo más alto de la colina . Una vez , a unos 400 metros del << punto de contacto >> , me esforcé en localizar y retener en la memoria los caminos más próximos al promontorio . Al sur , casi en paralelo con el litoral , discurría una ancha vereda que , sin duda , unía la población de la izquierda ( el supuesto Cafarnaúm ) con los núcleos situados en l costa occidental del mar de Tiberíades . A lo lejos , entre masas boscosas , esta senda se perdía en dirección este , posiblemente al encuentro de la ribera oriental del lago . Del mencionado y teórico Cafanarum arrancaba otro camino , más angosto que el anterior , que , sorteando trigales y altos enebros , corría e zigzag hacia la falda este de << nuestra >> colina . A cosa de kilómetro y medio del pueblo , el referido sendero se dividía en dos . El ramal situado a mi izquierda continuaba por la base de la loma y , doblándose en un par de cerradas curvas , terminaba por ascender hasta la cumbre donde me encontraba . Examiné los alrededores , pero no hallé nada que justificaran la presencia y el remate de dicha senda en la cima de la colina . Por fortuna , el promontorio era una zona inculta , con abundantes nódulos basálticos - de hasta tres y cuatro metros de diámetro -, esparcidos por la cumbre y laderas oriental y occidental . Quizá esta circunstancia hacía poco rentable el cultivo de aquella tierra . Pero lo que más me intrigó fue el segundo ramal . Trepaba por la misma cara este del promontorio , muriendo en la formación rocosa que se levantaba a un centenar de pasos de la << cuna >> . Justamente , como ya mencioné , en el lugar de las galerías subterráneas . Aquél , dada su proximidad a la nave , se presentaba como el punto más << conflictivo > . Había que esclarecer su naturaleza y el porqué de tan enigmático ramal .
El sol de despegó de las colinas y las sosegadas aguas del lago palpitaron , jaspeadas de plata , verde jade y azul zafiro , con manchas ocres y herrumbrosas al pie de los acantilados , consecuencia de la reciente tormenta . En la lejanía , chillonas bandadas de aves saltaban desde los cerros , precipitándose como nubes blancas sobre el pequeño mar . La vida recobraba su ritmo . .
Autor :J.Jbenitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El sol de despegó de las colinas y las sosegadas aguas del lago palpitaron , jaspeadas de plata , verde jade y azul zafiro , con manchas ocres y herrumbrosas al pie de los acantilados , consecuencia de la reciente tormenta . En la lejanía , chillonas bandadas de aves saltaban desde los cerros , precipitándose como nubes blancas sobre el pequeño mar . La vida recobraba su ritmo . .
Autor :J.Jbenitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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