miércoles, 7 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - Israelm ( 9 )

En realidad , aquella era una vieja táctica  . Siempre que emprendo una investigación - digamos que << comprometida >> - tengo la precaución de reservar habitaciones en dos o tres hoteles , simultáneamente  . A veces compensa .
La noche dominaba ya las calles de Nazaret y , muy a pesar mío , tuve que resignarme  y aguardar al nuevo día . La luz era vital para mi siguiente y trascendental pesquisa .
Creo que , a estas alturas , estoy hecho y sobradamente dispuesto a amoldarme a todo tipo de alojamientos . Sinceramente , después de quince años  de infatigables correrías por el mundo , entiendo que he visto y sufrido más , incluso de lo aconsejable . Pero la tristeza de aquel hotel nazareno no puede ser descrita  . Así que , incapaz de soportarlo , me lancé a lam casi desierta ciudad de Nazaret , como tantos otros lugares santos , no es , ni remotamente , lo que uno puede imaginar . El turismo , la civilización y los siglos  han liquidado todo vestigio de la aldea  que cobijó al Hijo del Hombre durante más de veinte años . Hoy , dominada por una mayoría árabe  , es sólo un lugar de obligado y siempre  vertiginoso paso de peregrinaciones de toda índole y confesión . Únicamente  aquel cielo azabache  , que las desordenadas colinas sobre las que se asienta la localidad lo hacen más cercano , puede estremecer de emoción a un visitante medianamente despierto . La miriada de estrellas  , vivas entonces por el frío de Galilea , son las mismas que velaron los quehaceres e inquietudes de ese personaje que , como el mayor , me tiene atrapado .
Mis pasosn , como en ocasiones predentes , me llevaron a la basílica de la Anunciación . Y no por afán de orar - cosa que debería practicar más amenudo   -, sino por saludar a algunos de los pacientes y venerables franciscanos . A pesar del escaso tiempo transcurrido  en Israel , las tensiones  habían sido lo suficientemente  intensas como para necesitar unos gramos de compañía . Gracias al cielo , aquel apacible  rato de tertulia  con los padres Rafael y Uriarte  resultaría doblemente ítil  . De un lado , como digo  , llenó mi soledad . Días más tarde serviría como coartada  , sacándome de un serio aprieto ...
Pero no debo saltarme los acontecimientos.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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