Seguí al pie de la letra las recomendaciones del embajador , poniéndome en contacto con las personalidades e instituciones oficiales que tan gentilmente me había proporcionado . Primero con Salomón Lewinsky , director de la revista Semana . Con un mádico llamado Blecof y , muy especialmente con el Instituto Central de Relaciones Culturales . En este último, tanto su director - doctor Moshe Liba , veterano diplomático - como la amabilisima Rachel Eldar se desvivieron por ayudarme , orientándome y concertando un buen número de citas con destacados arqueólogos , antropólogos , profesores universitarios y un largo etcétera . Todo ello , claro está , en beneficio de unas muy saludables e interesantes investigaciones en torno a la vida y época de Jesucristo , pero que no constituían la clave de mi presencia en Israel . Sin embargo , por elemental prudencia , accedí encantado , enriqueciéndome , justo es reconocerlo , con todas ellas . Esta cadena de reuniones y entrevistas - que se prolongarían durante toda mi estancia en Palestina - ralentizaron , obviamente , mis principales pesquisas . Pero las circunstancias son las circunstancias y , en ocasiones , es preferible acomodarse a ellas , jugando las siempre insólitas cartas del Destino .
Por supuesto , aunque el << marcaje >> de los funcionarios israelitas en aquellas dos primeras jornadas en Jerusalén fue lo suficientemente intenso y eficaz como para controlar la mayor parte de mis pasos , no es menos cierto que , en ningún momento , descuidé mi verdadero objetivo : el enigma del mayor . Y entre conversación y conversación pude ingeniármelas para visitar la Biblioteca Nacional , la del museo de Israel y otras librerías de la ciudad , siempre en busca de una teórica bibliografía histórica . Tales consultas no extrañaron a los hebreos , permitiéndome así esporádicos respiros y un mínimo de libertad de acción . Como es de suponer , en la siempre supuesta intimidad de estas bibliotecas , mi intención se volcó en Hazor . Revisé catálogos , ficheros y estanterías , a la caza de cualquier libro o documento sobre el particular . Pero la abrumadora realidad terminaría por desarmarme . Los estudios sobre la vieja ciudad cananea eran tan prolijos y abundantes que hubiera necesitado varios meses para su atenta lectura . Sólo en la biblioteca del museo de Israel contabilicé hasta un total de 46 fichas relacionadas con Hazor .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Por supuesto , aunque el << marcaje >> de los funcionarios israelitas en aquellas dos primeras jornadas en Jerusalén fue lo suficientemente intenso y eficaz como para controlar la mayor parte de mis pasos , no es menos cierto que , en ningún momento , descuidé mi verdadero objetivo : el enigma del mayor . Y entre conversación y conversación pude ingeniármelas para visitar la Biblioteca Nacional , la del museo de Israel y otras librerías de la ciudad , siempre en busca de una teórica bibliografía histórica . Tales consultas no extrañaron a los hebreos , permitiéndome así esporádicos respiros y un mínimo de libertad de acción . Como es de suponer , en la siempre supuesta intimidad de estas bibliotecas , mi intención se volcó en Hazor . Revisé catálogos , ficheros y estanterías , a la caza de cualquier libro o documento sobre el particular . Pero la abrumadora realidad terminaría por desarmarme . Los estudios sobre la vieja ciudad cananea eran tan prolijos y abundantes que hubiera necesitado varios meses para su atenta lectura . Sólo en la biblioteca del museo de Israel contabilicé hasta un total de 46 fichas relacionadas con Hazor .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto