sábado, 22 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 47 )

Examiné la piedra sin encontrar vestigio alguno de la hipotética explosión  . Estaba claro que << algo >> o << alguien >> - con una fuerza más que respetable  - la había hecho rodar . El misterio , lejos de aclararse , se enredaba minuto a minuto .
Ascendí los escalones y , cuando me encontraba  en lo alto , me volví hacia el sepulcro . Era extraño , muy extraño , que aquella << llamarada lumínica  >> no hubiera chamuscado los peldaños  o las paredes del foso . Medí con la vista  la distancia  en línea recta desde la boca  hasta donde me encontraba  . No llegaba a los tres metros  . Y a continuación , guiado por la intuición , di la vuelta  , encarándome  con los frutales situados a poco más de cuatro metros . La << lengua >> se había prolongado - siguiendo una lógica vía de escape  - en sentido oblicuo y hasta el ramaje  de dichos árboles . En total , unos siete metros .
Caminé hasta la base de un corpulento sicomoro que , de acuerdo con la trayectoria  de la radiación  , tendría que haber sido el más afectado . Estaba en lom cierto . Parte de la hojarasca  y un buen número de bayas  presentaban un aspecto diferente  al del resto del árbol . El ramaje  se hallaba reseco y ceniciento . Como si una súbita  ola de calor  lo hubiera calcinado . Quebré  una pequeña muestra  , haciéndome también con algunos de los higos  . Y al olerlos  , recibí la misma sensación que al besar la sábana  . Las bayas  , sobre todo  , me desconcertaron  . Aparecian consumidas y duras como fósiles . Rodeé el hermoso ejemplar , pero no pude descubrir  ninguna otra señal de  sequedad . El sicomoro presentaba  un florecimiento normal . Quizá un meticuloso análisis  en la << cuna >> pudiera arrojar algo de luz  sobre tan desconcertante  enigma . Y , tras guardar en la bolsa un par de bayas  , varias hojas y dos o tres pequeñas porciones  de una de las ramas  , me dirigí a la cancela , dispuesto a buscar a las mujeres  . Ellas - estaba seguro - podrían ayudarme .
Eran las 07 horas y 30 minutos .
Desde los breves promontorios del norte  , Jerusalén se presentaba al caminante  como << un ciervo acostado en las colinas >> .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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