viernes, 28 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 85 )

El nauseabundo olor del sebo de vaca  que impregnaba  la tea lo llenó todo . Y la cimbreante  llama , entre esporádicos  chisporreteos  , fue arrancando rojizos reflejos  a las paredes  de la gruta  , alargando y deformando nuestras sombras  . El silencioso hortelano , con la cabeza y el torso inclinado para no tropezar con el techo , permaneció con los ojos  fijos  en el banco vacío . Parecía hipnotizado .
Durante unos segundos  me dediqué  a observarle  , esperando algún comentario o reacción de sorpresa . Me equivoqué  . Frío  como el hielo  , se limitó a pasear el hacha  por encima  de la plataforma rocosa , verificando , como yo , que el lienzo presentaba una poción anormal.
Transcurridos unos minutos  , hizo ademán de retirarse del lúgrube  recinto . Pero - ¡ torpe de mí ! - le hice una señal y el seco aunque complaciente  servidor de José  accedió a mi ruego , aproximando la antorcha al lino . Obviamente  , debido a la oscuridad , en las anteriores oportunidades  no había tenido ocasión  de reparar en un << detalle >> que , ahora , a la luz de la flama , me dejó atónito . Un << detalle >< del que había tenido conocimiento  << en mi tiempo >> pero que , honradamente  , nunca valoré como << serio >> y << científico >> . me estoy refiriendo a unas asombrosas manchas  , de un tinte acaramelado  , que aparecían en ambas caras  interiores del paño de lino . Pero vayamos por orden.
Recuerdo que , en una primera exploración de la mitad superior de la sábana  , me llamó la atención una serie de cuágulos  y reguerillos de sangre . Pegué casi la nariz sobre tales manchas , observando con no poca perplejidad que aparecían intactas . << Limpias >> . Perfectamente  definidas . Aquello era incomprensible . Después de treinta y cuatro horas - tiempo aproximado de permanencia  del cadáver en la sepultura -, la mayoría  de las heridas y grumos sanguinolentos  debería de haber quedado encolada en la tela . Si el cuerpo fue robado  o trasladado  , lo lógico hubiera sido que , en el trasiego , al despegarse , dichas cuagulaciones  habrían chafarrinado o emborronado la sábana  . Los calcos de sangre , en cambio , se conservaban intactos .
¡ Dios mio ! ¿ qué había sucedido en aquel negro aposento en la madugada del domingo ?
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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