jueves, 20 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 35 )

Me sentí abatido . Los cronómetros  del módulo , devorando digitos  , se acercaban a las 06.30 de la mañana  . Habían transcurrido 5 horas  , 16 minutos  y 49 segundos desde la toma de contacto en el Olivete ....¡ y estábamos  como al principio ! Arrastrabamos o , para ser justo , arrastraba más de 180 minutos  de retraso sobre el plan de Caballo de Troya  . A un centenar de pasos  de la bifurcación  a Cesarea y Samaria  - con la muralla gris azulada de Antonia a mi izquierda  - dude :
<< ¿ Qué adelantaba dirigiéndome  al huerto de José  ?  Lo más probable  es que se hallara  desierto . ¿ No sería  más prudente seguir lo planeado y adentrarse  en la Ciudad Santa  , a la búsqueda de los apóstoles  y de las mujeres ? Ellas si estarían en condiciones  de relatarme lo ocurrido . ><
A punto estuve de confiar tales inquietudes a Eliseo . Pero , no deseando ensombrecer más su soledad , guardé silencio . Si mis suposiciones eran correctas , hacía una hora  - quizá más - que  los legionarios  habían abandonado la finca del de Arimatea . Por lógica  , las mujeres tenían que haber llegado al sépulcro una vez  que la guardia  hubiese desaparecido . A lo sumo , al tiempo que aquélla  - constatada  la desaparición del motivo  de su custodia  - tomaba la decisión de retornar al cuartel general . Con los diez romanos en el jardín , las amigas del Maestro no se hubieran atrevido a traspasar la cerca de madera de la propiedad .
<< ¿ Qué hacer ? >>
Y volví a experimentar un curioso fenómeno . Mientras mi lógica  y sentido común me dictaban el camino de Jerusalén , otra fuerza que no se explicar y que cada día  se ha hocho monos sutíl , tiraba de mi hacia el sepulcro.
<< ¿ Qué podía encontara allí ? >>
Y como un autómata dejé el sendero a mi espalda , adentrándome  en una pradera que ascendía  hacia el norte , hasta morir en las romas cumbres de los promontorios que , encadenados , circundaban Jerusalén desde Gareb al Cedrón . Aquel atajo me situaba a unos 300 0 400 metros del huerto de José  . Y me propuse averiguar por qué aquella tumba ejercía semejante atracción sobre mi atormentado espíritu.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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