domingo, 30 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 94 )

Al vernos aparecer en lo alto del callejón , la policía judía  detuvo su marcha  . Varios de ellos  , los que portaban los arcos  en forma de yugo  , echaron atrás  sus manos , extrayendo sendas flechas  de unos carcaj cilíndricos  y granates . pero el situado en cabeza hizo una señal con el hacha  y las flechas volvieron a las aljabas .
David Zebedeo  , intuyendo las intencionesde aquellos ammarkelin o strategoi , como los llamó Flavio Josefo , desenvainó su gladius  y , frío como un témpano , fue a cubrir a su anciano amigo  . Pero éste  , consciente de la superioridad de los esbirros  de Caifas , obligó al discípulo a guardar su arma . Y adelantándose hacia la linde de los frutales , increpó al que parecía el cabecilla  , llamándole  por su nombre . Se trataba de un tal Eleazar , uno de los sagan o jefe del Templo. El capitan de los levitas se reunió al punto con el dueño de la plantación y , por espacio de breves minutos  , discutieron acaloradamente . Por último , tras hacer una indicación al grupo que  permanecía  atento y a corta  distancia , se abrió paso desde detras  de los policias  un hebreo  de larga túnica  blanca  , de lino , con un ceñidor  de tela del mismo color , del que colgaba  una  pequeña caja  de fina madera  . Me impresionó su porte noble  , tranquilo y mesurado  . Debía rondar  la misma edad de José : unos sesenta años . El recién llegado saludó al de Arimatea  con una leve reverencia  e introduciendo su mano en la amplia  manga derecha  le mostró un rollo de piel de borrego , cuidadosamente  sujeto con un cordoncillo rojo . José lo desplegó  , produciendo a una minuciosa lectura  . Sin poder resistir la curiosidad  , me incliné disimuladamente  sobre David , susurrándole al oído si podía alelantarme una explicación . El Zebedeo  , sin dejar de observar a los tres hombres , me hizo ver que no estaba seguro .
- Quizá pretendan la clausura de la tumba...
Pero el jefe de los heraldos  se equivocaba  . Las intenciones de aquellos individuos  o , para ser más preciso , del sumo sacerdote  Caifás  y los saduceos  que le secundaban en el << problema >> llamado Jesús , eran mucho más sibilinas ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto