miércoles, 19 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 27 )

Mientras llenaba  mis pulmones en un fatigoso intento  por calmarme  , un familiar ronroneo  llegó hasta mis oidos  . Era la diaria molienda  del grano . Jerusalen despertaba  . Y como una fatal confirmación  , la repentina  claridad del día cayó sobre la ciudad , haciendo reverberara los bruñidos y verdosos cascos  de bronce de los legionarios .
Bregué con mi cerebro . Tenía que encontrar alguna buena disculpa  . Pero ¿ cual ?
Los infantes se detuvieron . Y , cautelosamente , sin mediar palabra , me recorrieron con la vista  . Al reconocer  sus indumentarias  de campaña me estremecí . No pude evitar una profunda emoción  . Eran los primeros seres humanos  con los que tropezaba en aquel nuevo y accidentado << salto >> .
Y el primer tañido de bronce  de las trompetas del Templo , anunciando el amanecer , retumbó entre las murallas , agitandoel cielo azul con decenas de remolinos de palomas y el negro planear de las golondrinas .
Los levitas , desde lo alto del santuario , y siguiendo  una ancestral costumbre  , advertían a los habitantes  de la Ciudad Santa  que el sol estaba a punto de asomar por el azulado horizonte de los montes de Moab.
Eran las 05 horas y 42 minutos .
Mi sucio y desaguisado ropaje y el sudor que chorreaba  por mis sienes  , goteando por las barbas , no debió inspirar una excesiva confianza a los soldados  . Y abriéndose hacia los lados  , prosiguieron su avanca  , apuntándome  con las largas lanzas o pilum .
Los tres aparecían enfundados en sendas cotas  , trenzadas a base de mallas de hierro y que portaban como una túnica  corta  ( hasta la mitad del Muslo ) . Estas corazas , muy flexibles y sólidas , descansaban sobre un jubón de cuero de idénticas dimensiones . Por último , el pesado atuendo se hallaba en contacto con una túnica roja  , de mangas  cortas ( hasta el codo ) y sobresaliendo diez o quince centímetros  por debajo de la armadura , justo por encima de las rodillas .
Cuando se hallaban a tres metros , los legionarios situados en los flancos  se detubieron  por segunda vez  . Y las brillantes  puntas  de flecha de sus pilum  quedaron a un metro de mi vientre .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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