domingo, 30 de agosto de 2015

caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 95 )

El de Arimatea devolvió el pergamino al anciano y , dando media vuelta  , se encaminó hacia  nosotros . Su rostro  , habitualmente  apacible  , se hallaba  congestionado  . Nos indicó con la mano  que nos echáramos  a un lado  , dejando libre  el acceso  al foso , y , con un escueto y seco comentario , resumió la situación .
- Orden de registro...
- Pero ¿ por qué ? .... De quién ?
José miró a David  y respondió con una cínica sonrisa .
Fue el Zebedeo quien se contestó a si mismo y acertadamente , claro :
- ¡ Caifás ! ..... ¡ Ese bastardo !
Al principio , como mis compañeros  , no comprendí  el sentido de aquel registro . El sumo sacerdote  había sido informado por la proia  patrulla judía  de la desaparición del cadáver y del no menos inquietante  fenómeno de las piedras  , rodando solas . ¿ Qué oscuras intenciones  podían ocultarse , por tanato, detras de aquella absurda orden ? No tardaría en averiguarlo .
Los levitas cercaron finalmente  el acceso a la cueva  y nosotros  , en silencio  , permanecimos  a un lado , pendientes  de la desconcertante  absurda orden ? No tardaría en averiguarlo .
Los levitas cercaron finalmente  el acceso a la cueva  y nosotros  , en silencio , permanecimos  a un lado , pendientes de la desconcertante maniobra  . El capitan reclamo entonces la presencia  de dos individuos  que no parecían formar parte  del cuerpo de vigilantes del Templo . Vestían como la mayoría  de los am-ha-arez o plebellos : túnicas raídas y de un color devorado por la inseparable mugre  . Uno de ellos  presentaba  la cabeza  fajada a la altura de las sienes . Las vendas le ocultaban la oreja derecha . Y al fijarme con mayor  detenimiento me paració reconocer al siervo del sumo sacerdote  que había provicado el altercado en las cercanías del huerto de Getsemaní . Aquel sirio o natabeo que respondia al nombre de Malco , y que yo había  buscado infrutuosamente en las postreras  haras de mi primer  salto >> , parecía muy recuperado  del terrorifico mandoble  propinado por Simón Pedro .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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