jueves, 20 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 32 )

Tomó un segundo dátil y , antes de que tuviera ocasión de replicarle  , formuló una tercera pregunta :
- ¿ No habrás sido tún uno de los ladrones ... ?
Sin querer , acababa de confirmar  mis sospechas : los diez legionarios que integraban la escolta  de vigilancia  en el sepulcro debían estar de vuelta  . Sin duda , una vez recuperados de su pasajera inconsciencia , al comprobar que la tumba se hallaba  vacía  , habían optado por regresar a la fortaleza , dando parte de lo ocurrido . Pero , ¿ por qué había mencionado la palabra << ladrones >> ?
Decidido a terminar con tan estéril diálogo , le expuse con severidad :
- ¡ Cuida tus modales ! Poncio está al corriente de mi reciente estancia  en la isla de Capri , junto al divino Tiberio ... Y dudo que ambos aprueben que se apalee a un astrólogo al servicio del << viejecito >>.
El nombre del César fue decisivo . El optio , atónito , engulló el dátil y , entre sarcásticos  cuchicheos de la tropa , dio las órdenes oportunas para que civilis fuera informado de mi presencia en el lugar.
A los diez minutos , ante el asombro de todos los presentes , el propio comandante  en jefe aparecía en lo alto de la terraza , descendiendo apresuradamente  las escalinatas . Detrás , con evidentes dificultades  para seguirle , distiguí a otro centurión y al infante que había  hecho de mensajero .
Me adelanté  y , cruzando el patio , fui a reunirme con el salvador primipilus .
Civilis m al verme , me sonrió . Lucía su habitual cota de mallas  y un fulgurante casco plateado  , rematado con una crista o cimera transversal sobre la que destacaba  un penacho semicircular de plumas rojas . Sus largas zancadas hacían flotar la capa  granate , diestramente sujeta por su mano izquierda  . Con la derecha sostenía  el emblema de centurión y símbolo , a la vez , de la disciplina del ejercito romano  : la uitís o rama de vid , tan temida entre los soldados .
Al llegar frente a mí , sin dejar de sonreir , levantó su brazo derecho , saludándome .
- ¡ Salve , Jasón ! ---- Pero ¿ qué te ha sucedido ?
Complacido por el encuentro con el leal y eficaz jefe de centuriones , le correspondí con idéntico afecto . Y , sobre la marcha  , mientras iniciábamos  un corto paseo ante la descompuesta mirada del suboficial y de sus infantes , fui improvisando .
No había visto a civilis desde la mañana del viernes y , como pude , le resumí mis andanzas durante aquellas setenta y dos horas .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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