sábado, 22 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 43 )

Por último , en un cesto de mimbre  de regular tamaño  aparecieron varios rollos  de tela , una rígida  y ennegrecida  esponja , un frasquito  de vidrio con un líquido color << coñac >>  - posiblemente nardo - y una bolsa de cuero de unos 20 centímetros  , delicadamente cerrada  con un pasador o fíbula  de bronce  en forma de arco  . La curiosidad pudo más que yo . Presioné  su interior  , percibiendo << algo >> duro y alargado  . Desenganché  el << inperdible >> , y presa de gran excitación , extraje  su contenido . ¡ Era una llave ! Una de aquellas curiosas llaves  , utilizadas por los judíos  para puertas y arcones  . Disponía  de un mango de madera  y un cuerpo - en bronce - , doblado en forma de << L >> , con cinco dientes  , largos y paralelos , en el extremo.
No pude por menos que sonreir  . Aquel símbolo , depositado sobre un difunto , representaba  su soltería  o celibato . A veces  , en lugar de una llave  , dejaban también una pluma  . Y si se trataba de una novia , ésta tenía derecho - así lo filaba la Ley - a un palio .
La delicadeza de las mujeres hacia su querido rabí me conmovió .
Ya no había  duda . Las fieles seguidoras del Maestro habían estado allí . Transmití al módulo mi descubrimiento , añadiendo que las sacas parecían abandonadas . Obviamente  no habían sido utilizadas . Pero ¿ por qué ? ¿ Qué extraño acontecimiento había empujado a las israelitas a suspender el lavado y embalsamiento del crucificado ?
La respuesta - yo lo sabía - sólo podía estar allí : en el fondo de la cueva sepulcral .
Me puse en pie y , sintiendo cómo mis piernas flaqueban , dirigí la mirada hacia la << boca >< de la cripta ...
¿ Por qué dudaba ? No podía comprenderlo . Yo había visto el sepulcro vacío ... Sin embargo , mi espíritu racional y científico se resistía a admitir su vuelta a la vida . A pesar de haberle conocido , de su irresistible personalidad , de su poder y de sus propias palabras  - anunciando su resurrección -, a pesar de todo ello , seguía dudando ...
<< No es posible - me repetía machaconamente -. No es posible ... >>
Pero , paso a paso , fui salvando los 2,20 metros que separaban aquel último peldaño de la fachada del panteón.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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