domingo, 23 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 50 )

En aquellos momentos  , por ejemplo  , el chapoteo mate y monótono  de los bataneros  , lavando  , impermeabilizando y convirtiendoen fieltro la pelisilla  de la lana  y los tejidos  procedentes  de los telares  , me recordó que me hallaba  aún en el mencionado  barrio alto ; el sector  pagano por excencia  , donde - según los doctores de la Ley - << el esputo de uno de aquellos bataneros  era tomado por impuro >>.
Conforme fui descendiendo , procurando no resbalar en los desgastados  y redondos adoquines - en Jerusalén  era imposible  caminar más de quince minutos  seguidos  sin bajar o subir escalones -, el inconfundible  y ritmico golpeteo de los caldereros  fue eclipsando la actividad de los bataneros .
De vez en vez me veía  forzado a pegarme a las paredes , dejando paso a algunos de los numerosos  y dóciles  asnos << mascate >> de largas orejas y gran alzada  , de un pelo casi blanco y arreados  sin piedad por niños , viejos y adultos  . Aquellos sufridos  animales - cargados  con pringosas  y chorreantes  canastas en las que se balanceaban campanudas ánforas de aceite o vino - eran tan abundantes  en la Ciudad Santa  y en toda la Palestina  , que sus heces  , apisonadas por el constante  ir y venir  de las gentes , formaban un todo con el << pavimentado >> de las calles . En realidad , sólo algunas plazas y las arterias principales  - las dos calles de columnatas de ambos mercados  , por ejemplo - eran barridas a diario  por los recogedores  de inmundicias y basureros << oficiales >> ( R . Shemaya  bar Zeera escribe que las calles de  Jerusalén se barrían todos los días . Y era cierto . Pero la limpieza  se limitaba a una mínima  parte del casco urbano . )
A las puertas de las tenebrosas viviendas , mujeres de sobrados mantos  verdes , marrones , y de otros colores indefinidos  por la siciedad , se afanaban sobre sus pucheros de barro cocido , llenando el aire  con el olor  acre de la grasa  caliente  y de las especias y cubriéndose el rostro al paso de los hombres  . Y entre los escalones y descansillos de aquella red de callejas pestilentes  , decenas de niños de cabezas rapadas , ojos negros y profundos  y piel fustigada  por nubes de moscas y costras purulentas  , todo ello consecuencia de la pésima  higiene .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto