lunes, 17 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - Año 30 ( 18 )

Necesité un par de minutos . Mis pupilas fueron acomodandose a la oscuridad y , al poco , la oblicua luz de la luna arrancaba miles de destellos a las cenicientas copas de los olivos que cercaban el calvero por el sector meridional . Di cuatro o cinco pasos  pero me detuve  . Un pastoso y anormal silencio se había apoderado del lugar  . Como en el primer descenso sobre la Palestina  de Cristo , las emisiones  de ondas y la polvareda del J 85 habían hecho enmudecer a los insectosn  y avecillas que colonizaban aquella segunda  cima del Olivete  . Paseé la mirada a todo mi alrededor  , perforando la azulada oscuridad que se recortaba  entre los negros  y epilépticos  troncos de los olivos  . Todo , en efecto , parecía en calma . Pero aquel silencio ... Si al menos hubiera recibido el gorjeo  del zamir ...
Tras unos segundos de vacilación , reanudé  la marcha  , adentrándome  en el monte bajo que cerraba el asentamiento  de la nave por su cara  oeste . Si mi sentido de la orientación no fallaba  , en cuestión de unos minutos  debería alcanzar el nacimiento de la ladera . Una vez allí , con Jerusalén  al otro lado del desfiladero , mi camino resultaría más cómodo .
Al sortear los macizos de  arrayanes  y acantos  , conforme me apróximaba al filo de la cumbre  , mi corazón empezó a desbocarse  y una incontenible excitación hizo flaquear mis piernas . No tuve más remedio  que volver a detenerme . Y por pura inercia llevé mis dedos a la oreja derecha ...
- ¡ Dios mío !
Eliseo oyó mi esclamación . Y abriendo el enlace  , preguntó :
- Te recibo << 5 x 5 >> ... ¿ Qué ocurre ?
Antes de responder tomé  varias y largas bocanadas de aire , buscando apaciguar mi pulso .
- ¡ Roger ! , yo también te recibo fuerte y claron ... ¡ Nada ! , debe ser la emoción ... Estoy a punto de reunirme  con la vieja ciudad y eso me trae recuerdos  ... Cambio .
- OK! ....¡ Ánimo !
Sequé el sudor de mis manos  y asiendo con fuerza la << vara >> , repetí las inspiraciones . La intensa  y agradable  fragancia  del matorral , anuncio de la espléndida primavera  judía  , me salió al encuentro  . Y mi espíritu  , agradecido y estimulado , fue recobrando el temple .
Autor J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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