sábado, 29 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 91 )

Tanto uno como otro , al igual que la mayoría   de los seguidores de Jesús  que yo había tenido ocasión  de contemplar  hasta esos momentos  , traían en sus rostros  el agotador  cansancio de dos días y dos noches de vigilia  , la angustía  y el horror de la tragedia  y , sobre todo  en el caso de David Zebedeo , una chispa de esperanza en sus ojos .
Ambos se alegraron al verme . Y José , sabedor desde un principio de la existencia  de la férrea vigilancia del panteón  , elogió mi presencia en el lugar , comparándola  con la << mezquina y cobarde actitud >> de muchos de los íntimos del Maestro . Traté de disuadirle  , pero el anciano , cambiando de conversación , nos preguntó por lo que constituía  el verdadero motivo de la visita  de ambos a su propiedad : El sepulcro . Las mujeres que habían acompañado aquella madrugada  a la de Magdala  - nos aclararon -, después de transmitir  a los apóstoles  las noticias de la tumba vacía  , de la desparición  de las patrullas y de la supuesta presencia en el jardín , acudieron a la mansión de José , poniendo en conocimiento de la hija de éste  y de las restantes  hebreas todo lo que - según ellas - habían visto y oído . Poco despues  , la hija del de Arimatea  y las cuatro testigos en cuestión  se presentaron en la casa de Nicodemo . Allí estaban David Zebedeo y el anciano miembro del Sanedrín . Repitieron su historia  , pero , según las propias palabras de José , casi todos dudaron de la veracidad dem tales hechos . Sobre todo , del poco creible asunto de la resurrección del Nazareno . Tanto nicodemo como los discípulos  que se ocultaban en la casa se inclinaron a creer que el cadáver podía haber sido robado . Sólo David y Jose recordaban las promesas del Hijo del Hombre y , movidos por la esperanza  y la curiosidad - en el caso de José , esta última pesaba bastante más  que la primera -, tomaron la decisión de acudir a la cripta  e intentar aclarar el enigma .
David apenas abriçó la boca . Contempló la explanada con minuciosidad y , acto seguido  , temblando de impaciencia  , rogó al anciano que no perdieran más tiempo y que le precedieran en el ingreso en la tumba  . José asintió  y , a una señal suya , el hortelano encabezó la reducida comitiva  . Yo , cautelosamente  , me quedé atrás y aguardé en mitad de las escaleras . Durante los minutos  - no muchos - que duró la nueva constatación , un pensamiento , casi una obsesión , me atormentó sin piedad :
<< ¿ Y si aquella segunda aparición hubiera sido cierta ? >>
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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