martes, 25 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo - año 30 ( 62 )

La furiainflamó las arterias  de su largo y grácil cuello  y una temible chispa destellóen su mirada de azabache  . Pedro apenas si tuvo tiempo de alzar sus apagados  ojos  claros  . Como un terremoto , la de Magdala  , colocando sus largas  y husudas manos  sobre su escaso pecho , le juró por el divino nombre de Dios  vivo que no mentía  , que no sufría de  alucinacón  alguna y que - << ¡ tozudo galileo ! >> - , si lo deseaba , fuera con ella  misma a comprobarlo ....
Simón Pedro palideció ante la justificada  cólera de la Magdalena  . En su vehemencia  , el manto que cubría su cabeza  terminó por resbalar hasta el suelo , dejando al descubierto  unos cabellos  suaves , negros  y desordenados  . Y los finos  cordoncillos  dorados que colgaban de los orificios  practicados en los lóbulos  de las orejas  oscilaron rítmicamente  , al tiempo que en la silenciosa  se escuchaba  el entrechocar de su collar de conchas .
Una de las mujeres  , discretamente  , recogió el manto  y , ofreciéndoselo a la enfurecida María  , trató de disuadirla  . pero éta  - no en vano había sido cortesana  en la industriosa y disoluta  villa de Magdala ( Magdala : a orillas del lago de Galilea  , es conocida hoy como El - Megdel . Antaño fue famosa por sus tintorerias , su mercado de palomas y pichones y por sus burdeles . Nota del Mayor )sabía enfrentarse a los hombres  y con la fuerza que proporcionan la seguridad y el conocimiento de la verdad , rechazó a su compañera  , añadiendo :
- ¡ Y no sólo doy fe , como éstas  , de que la tumba  se hallaba vacía ... !  ¡ También os juro que le he visto y hablado con Él !
Pedro , harto de tanta palabrería  , fue a rascarse la calva  . Y encogiéndose de hombros le dio la espalda .
Juan Marcos vino a salvar la embarazosa situación . Antes de que la Magdalena  erremetiera  nuevamente contra  el incrédulo apóstol , el niño se interpuso  entre ambos  contendientes  , suplicando a la mujer que me relatara  lo que decía  haber visto y oído . El espontáneo arranque  del benjamín  de la casa pareció  templar los nervios  dem la hebrea . Ante la expectación general fui a acomodarme  en uno de los divanes vacíaos  , ratificando la súplica de Juan Marcos .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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