jueves, 13 de agosto de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - El Diario ( 198 )

A las cinco de la tarde, una de las cabinas  del funicular los condujo a la base de Masada . Dado que el servicio del aerocarril finalizaba con el crespúsculo , ambos deberían pernoctar en la tienda nómada  . Como precaución extra  , el jefe de Caballo de Troya  había establecido un código en clave  , a utilizar en los siguientes e hipotéticos  casos  :: si algo fallaba en el foso y el despeque  del módulo  resultaba abortado , uno de nuestros hombres  debería  transmitir  de inmediato , a la estación de radio ubicada  en la plataforma- base del funicular , una de las frases de la conversación sostenida entre el doctor  Kissinger y la periodista de la NBC , Barbara Walters , a propósito del inglés que estaba aprendiendo Mao Tse - tung :
<< Siéntese , por favor . >>
Si , por el contrario , Yefet era reclamado inesperadamente a la cima , viéndose obligado a abandonar la hospitalidad de los shammar antes de la una de la madrugada  del sábado , Curtiss tendría que ingeniárselas  para salvar los doscientos  metros que separaban la tienda  de la estación de radio y comunicar al campamento otra de las frases que nos había recomendado memorizar  durante la visita al generador :
<< Eso es más de lo que usted puede decir en chino . >>
- Esperemos por el bien de la misión y de todos  - convinimos - que no sea necesarioechar mano de ninguna  de las dos ridiculas frases ...
Sin embargo , desde nuestro punto de vista  , no todo parecía tan sencillo . Aunque el peligroso Yefet había sido alejado de la meseta  , quedaban otros veinticinco iaraelíes . ¿ Cómo íbamos a despistarlos  ? Sobre todo , ¿ cómo  neutralizar a los veinte vigilantes ?  . A primera vista , el plan del general era bueno . Con los dos técnicos  encargados del mantenimiento  de Charlie no había problema  . Al encontrarse en laq cisterna  subterránea  era improbable  que vieran o escucharan algo anormal  . En cuanto al resto  - los cocineros  y los dos grupos de vigilantes -, las órdenes eran drásticas  . Poco antes de la cena  , hacia  las nueve de la noche  , uno de nuestros hombres  debía infiltrarse  en la cocina  , mezclando en el menú , en el agua ,  y en el vino  una dosis reducida de nembutal , un anestésico  cuya acción  - dependiendo del número de miligramos  - se prolonga  entre 30 minutos y 5 o 6 horas . De esta forma  , tanto el turno que iniciaba  la vigilancia  desde las casamatas oriental y occidental a las diez de la noche  , como el que la abandonaba  y que acudía al comedor tras el relevo , quedarían bajo los efectos  del somnífero a los 45 o 50 minutos , como máximo , de haberlo ingerido .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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