Súbitamente , los doce guardaor silencio. Los registros del módulo habían captado el leve crujir de una puerta
- Ahí está Jesús ...- exclamé , imaginando al Maestro en el umbral del canáculo .
Cinco segundos despues , rotundos en mitad de un espeso silencio , se oían los pasos del gigante , en dirección al centro de la mesa .
Un minuto . Dos .. El mutismo era general , apenas roto por algún que otro embarazoso carraspeo . Poco a poco , las voces fueron brotando en la sala , algo más distendidas y cordiales . Jesús de Nazaret seguía mudo , obserbando con toda probalidad a sus amigos . Y , al fin , como si nada hubiera ocurrido , su voz se propagó dulce y conciliadora , llenándonos de una indescriptible emoción :
<< - He deseado grandemente - fui traduciendo con un hilo de voz - comer esta cena de Pascua con vosotros ... Quería hacerlo una vez más antes de sufrir .... Mi hora ha llegado y , en lo que concierna a mañana , todos estamos en las manos del Padre , cuya voluntad he venido a cumplir . No volveré a comer con vosotros hasta que no os senteis conmigo en el reino que mi Padre me entregará cuando haya terminado aquello para lo que Él me ha enviado a este mundo . >>
El Maestro guardó silencio y las conversaciones se reanudaron . Pero ninguno de los comensales hizo referencia a las proféticas palabras del rabí . Al contrario , varios de los discípulos resucitaron la agria polémica de los divanes , criticando igualmente a la familia de Marcos por no haber previsto uno o dos criados que hubieran zanjado el desagradable tema de las abluciones .
Por un momentoimaginé el rostro grave n y quizá decepcionado del Galileo , atento a la polémica . Como me avirtiera Andrés , sus ojos buscarian las jarras destinadas al lavatorio , verificando que , en efecto , no habían sido usadas .
Autorm J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Ahí está Jesús ...- exclamé , imaginando al Maestro en el umbral del canáculo .
Cinco segundos despues , rotundos en mitad de un espeso silencio , se oían los pasos del gigante , en dirección al centro de la mesa .
Un minuto . Dos .. El mutismo era general , apenas roto por algún que otro embarazoso carraspeo . Poco a poco , las voces fueron brotando en la sala , algo más distendidas y cordiales . Jesús de Nazaret seguía mudo , obserbando con toda probalidad a sus amigos . Y , al fin , como si nada hubiera ocurrido , su voz se propagó dulce y conciliadora , llenándonos de una indescriptible emoción :
<< - He deseado grandemente - fui traduciendo con un hilo de voz - comer esta cena de Pascua con vosotros ... Quería hacerlo una vez más antes de sufrir .... Mi hora ha llegado y , en lo que concierna a mañana , todos estamos en las manos del Padre , cuya voluntad he venido a cumplir . No volveré a comer con vosotros hasta que no os senteis conmigo en el reino que mi Padre me entregará cuando haya terminado aquello para lo que Él me ha enviado a este mundo . >>
El Maestro guardó silencio y las conversaciones se reanudaron . Pero ninguno de los comensales hizo referencia a las proféticas palabras del rabí . Al contrario , varios de los discípulos resucitaron la agria polémica de los divanes , criticando igualmente a la familia de Marcos por no haber previsto uno o dos criados que hubieran zanjado el desagradable tema de las abluciones .
Por un momentoimaginé el rostro grave n y quizá decepcionado del Galileo , atento a la polémica . Como me avirtiera Andrés , sus ojos buscarian las jarras destinadas al lavatorio , verificando que , en efecto , no habían sido usadas .
Autorm J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto