lunes, 11 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - 28 de abril , viernes - año 30 - ( 29 )

Mi hermano apuntó incluso otra fórmula que , en principio , se me antojó descabellada  : ¿ por qué no recurrir al inmenso potencial de los dispositivos técnicos para hacernos con una buena reseerca  ? Como digo , en un primer momento no presté demasiada atención a la sugerencia . Aunque el manual de instrucciones no hacía alusión alguna a semejante propuesta , sinceramente no me pareció correcta . Sin embargo , la semilla estaba sembrada . Y conforme me aproximaba a la posada del << tuerto >> -  de tan triste recuerdo -, el asunto fue ganando terreno en mi encogido ánimo.
10 horas.
El lugar se hallaba solitario y silencioso . Y no deseando tentar la fortuna crucé raudo frente al oscuro túnel de acceso al conflictivo establecimiento . La sed empezaba a golpearme . Pero , ansioso por alcanzar cuanto antes el lago , me alejé hacia la siguiente referencia : el cruce que apuntaba al villorrio de Lavi.
¿ Los dispositivos técnicos ?
No era mala solución - continué lucubrando -, siempre y cuando supiéramos  manejarlos con discreción y sin quebrar el rígido código de Caballo de Troya . Pero ¿ cómo materializar la idea ? ¿ A qué instrumental se refería mi hermano ? ¿ Cómo emplearlos para obtener un beneficio económico?
E instintivamente desvié la mirada hacia el cayado que portaba en la mano derecha y que marcaba el ritmo de la forzada marcha , Sí , allí podía estar una de las claves .
Lo que no sospechaba en aquellos momentos  era lo cerca que me encontraba de la puesta en escena de la brillante proposición de Eliseo ..
Y atormentado regresé al problema de fondo  . Sea como fuere , resultaba vital que , de inmediato , diéramos  con una solución . Ninguno de los planes previstos - y mucho menos la acariciada aventura << no oficial >> del tercer << salto - podía ser desplegado con un mínimo de serenidad si no contábamos con los medios económicos  imprescindibles . Los viajes , en especial , no habrían prosperado sin esa necesaria reserva de dinero .
¿ Y qué decir de nuestra propia supervivencia ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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