lunes, 11 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - 28 de abril , viernes - año 30 - ( 30 )

Aun admitiendo la siempre generosa ayuda de la familia de los Zebedeo y de los restantes íntimos de Jesús , el costo de la vida en aquella región - aunque no tan alto como el de Jerusalén nos obligaba a disponer de , al menos , un denario de plata por persona y día .
11 horas.
Este agotado explorador necesitó una pausa .Y aproveche la confluencia con el pedregoso y estrecho senderillo que bajaba del picacho en el que se asentaba la encalada aldea de Lavi.
Al pie del camino, en la redonda y reducida era practicada en la bufurcación , sentada a la turca , se hallaba una vieja << conocida >> : la vecina que , días atrás  , había sido interpelada por el grupo de nómadas de Murashu y que , dada su << disartria >> ( imperfección en la articulación de las palabras , como consecuencia de alguna lesión en los músculos de la fonación ) , provocó la confusión y el nerviosismo de los beduinos . La saludé sonriente , desparramando la mirada por las mercancias que tenía a la venta .Era consciente que , tarde o temprano , debería reponer las menguadas fuerzas . Pero la oferta  no terminó de satisfacerme . Lentejas recien recolectadas , ajos y cebollas crudos , harina de cebada y poco más . En cuanto a la ristra de calabazas vinateras - algunas con agua de dudosa naturaleza - la desestimé igualmente . Las normas de la Operación , como ya he referido , eran extremadamente rígidas en lo concerniente a la alimentación y , sobre todo , a la hora de ingerir agua . Pensé en adquirir un puñado de ajos y cebollas . Quizá así engañara momentáneamente el hambre y la sed . Pero con los dedos en el interior de la bolsa , al palpar el denario , algo ( ?) me hizo desistir , Aquella moneda - casi sin darme cuenta  - había  cobrado un valor que nada tenía que ver con lo puramente económico . Era mucho más . Era un símbolo , un recuerdo , una manifestación del amor y la generosidad de la madre terrenal del Hijo del Hombre . Sí , la guardaría . Sería algo así como un talisman.
Y echémarcha atrás , renunciando a la frugal colación . Disimulé con una mal trazada sonrisa y , cuando me disponía a reemprender el camino , la mujer , comprendiendo mis intenciones , en un confuso y desencuadernado lenguaje , suplicó que la auxiliara con algunas leptas . Y separando el brazo derecho fue a mostrarme al niño que permanecía adormilado contra su pecho .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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