Y chanzas y risas se extinguieron bruscamente ante la inquisidora mirada de Simón . El estudiado silencio del apóstol se prolongaría un par de minutos . Sólo la gente menuda - enfrascads en sus juegos - empañó el clima de expectación . Pedro , poco hábil aún en este menester , señaló hacia la chiquillería . Y las mujeres , comprendiendo , salieron a la carrera hacia la orilla , reclamando a gritos a los fogosos muchachos . Algunos obedecieron . Otros , haciéndose los sordos , se arrojaron a las aguas , reanudando la diversión .
Eché de menos a la Señora y su familia . Tampoco el bando de Juan Zebedeo hizo acto de presencia . La puerta fue cerrada y en lo alto de la escalinata se recortó la figura del joven Juan Marcos . Y siguiendo su costumbre fue a sentarse en los peldaños .
La blanda y redonda cara de Pedro recobró cierta quietud . Y con voz ronca se dirigió al fin a los presentes , recordando quién era el Hijo del Hombre . Después , gesticulando , con las arterias inflamadas , fue elevando el tono a medida que entraba en los pormenores de la resurrección . Y el suspense sobrecojió a la muchedumbre . Sinceramente , quedé maravillado . Simón Pedro << vivía >> el discurso . Disfrutaba de una innegable capacidad para captar y conducir . Sabía cuándo y cómo prolongar la emoción . Instintivamente forzaba o relentizaba la inflexión de la voz , acelerando o aliviando los corazones . Parecía conocer el formidable efecto de las pausas . Y las trabajaba con admirable precisión . Aquel - probablemente su primer discurso << en serio >> - dejó tan agradablemente sorprendidos a sus compañeros que , tácitamente , fue aceptado como el nuevo líder.
Y la pasión y certeza de sus palabras fueron tales que , al poco , aquellos que escuchaban detrás de la puerta del caserón , terminaron abriéndola y asomándose a la playa . Juan Zebedeo , Mateo Leví , Andrés y Tomás , Simón el Zelota y Natanael - en un gesto que los honraba - descendieron lenta y sigilosamente y se reunieron con el resto de los emocionados discípulos .
Pedro , al percatarse de la llegada de sus amigos , fijando los claros ojos en su hermano , enganchó con habilidad las últimas referencias al << reino >> , haciendo pública confesión de sus recientes errores . Y advirtió al gentío que la << imperfecta y torpe condición humana es , justamente , el único sello requerido para entrar en él >> .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Eché de menos a la Señora y su familia . Tampoco el bando de Juan Zebedeo hizo acto de presencia . La puerta fue cerrada y en lo alto de la escalinata se recortó la figura del joven Juan Marcos . Y siguiendo su costumbre fue a sentarse en los peldaños .
La blanda y redonda cara de Pedro recobró cierta quietud . Y con voz ronca se dirigió al fin a los presentes , recordando quién era el Hijo del Hombre . Después , gesticulando , con las arterias inflamadas , fue elevando el tono a medida que entraba en los pormenores de la resurrección . Y el suspense sobrecojió a la muchedumbre . Sinceramente , quedé maravillado . Simón Pedro << vivía >> el discurso . Disfrutaba de una innegable capacidad para captar y conducir . Sabía cuándo y cómo prolongar la emoción . Instintivamente forzaba o relentizaba la inflexión de la voz , acelerando o aliviando los corazones . Parecía conocer el formidable efecto de las pausas . Y las trabajaba con admirable precisión . Aquel - probablemente su primer discurso << en serio >> - dejó tan agradablemente sorprendidos a sus compañeros que , tácitamente , fue aceptado como el nuevo líder.
Y la pasión y certeza de sus palabras fueron tales que , al poco , aquellos que escuchaban detrás de la puerta del caserón , terminaron abriéndola y asomándose a la playa . Juan Zebedeo , Mateo Leví , Andrés y Tomás , Simón el Zelota y Natanael - en un gesto que los honraba - descendieron lenta y sigilosamente y se reunieron con el resto de los emocionados discípulos .
Pedro , al percatarse de la llegada de sus amigos , fijando los claros ojos en su hermano , enganchó con habilidad las últimas referencias al << reino >> , haciendo pública confesión de sus recientes errores . Y advirtió al gentío que la << imperfecta y torpe condición humana es , justamente , el único sello requerido para entrar en él >> .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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