El segundo mercenario , atónito , sin entender lo ocurrido , no supo donde mirar . Y antes de que reaccionara , una nueva descarga , esta vez de quinientos vatios - perforó el hierro de su espada . ( El dióxido de carbono permitía cortar una plancha de acero dulce de 1,5 milímetros de espesor a razón de un centímetro cada 0. 07 segundos . )
Y desconcertado , con los ojos a punto de salirse de las órbitas , observó cómo un << poder >> invisible incendiaba y ennegrecía vertiginosamente el gladius que sostenía en la mano derecha . Y en 0,42 segundos , la hoja - de seis centímetros de anchura - se dirritió a dos dedos de la empuñadura , cayendo en el camino .
Y espantado , sin mirarme siquiera , olvidando a su compinche , dio media vuelta y huyó entre alaridos .
El soldado caído , al percatarse de la fuga de su compañero , se incorporó como pudo y , cojeando , se alejó entre gemidos en dirección a Nahum . Y en la senda quedaron los hispanicus , como mudos testigos del fallido ataque . Por supuesto que valoré la utilización de los ultrasonidos - más rápidos y seguros -, pero en aquellas circunstancias elegí un método que no resultara fácil de olvidar . Si volvía a encontrarlos sabrían a que atenerse . Lo que no imaginaba es que este incidente me favorecería en un futuro muy cercano ...
Y a buen paso , tratando de ganar el tiempo perdido , crucé el puente sobre el Jordan , adentrándome en los dominios de Filipo . Al filo del bosque , como ya señalé , muy próximo a los mojones que anunciaban el territorio del hijo de Herodes el Grande , el camino se dividía en dos . El ramal de la izquierda se adentraba hacia el nordeste , perdiéndose en una extensa planicie pantanosa de doce kilómetros cuadrados , cuajada de minifundios , acequias , chozas de paja , bosquecillos de frutales y pequeñas piscinas . Aquel brazo , mejor pavimentado que el de la derecha , conducía a la ciudad que ostentaba la capitalidad de aquella región : Bet Saida Julias , en honor de la hija de Augusto.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y desconcertado , con los ojos a punto de salirse de las órbitas , observó cómo un << poder >> invisible incendiaba y ennegrecía vertiginosamente el gladius que sostenía en la mano derecha . Y en 0,42 segundos , la hoja - de seis centímetros de anchura - se dirritió a dos dedos de la empuñadura , cayendo en el camino .
Y espantado , sin mirarme siquiera , olvidando a su compinche , dio media vuelta y huyó entre alaridos .
El soldado caído , al percatarse de la fuga de su compañero , se incorporó como pudo y , cojeando , se alejó entre gemidos en dirección a Nahum . Y en la senda quedaron los hispanicus , como mudos testigos del fallido ataque . Por supuesto que valoré la utilización de los ultrasonidos - más rápidos y seguros -, pero en aquellas circunstancias elegí un método que no resultara fácil de olvidar . Si volvía a encontrarlos sabrían a que atenerse . Lo que no imaginaba es que este incidente me favorecería en un futuro muy cercano ...
Y a buen paso , tratando de ganar el tiempo perdido , crucé el puente sobre el Jordan , adentrándome en los dominios de Filipo . Al filo del bosque , como ya señalé , muy próximo a los mojones que anunciaban el territorio del hijo de Herodes el Grande , el camino se dividía en dos . El ramal de la izquierda se adentraba hacia el nordeste , perdiéndose en una extensa planicie pantanosa de doce kilómetros cuadrados , cuajada de minifundios , acequias , chozas de paja , bosquecillos de frutales y pequeñas piscinas . Aquel brazo , mejor pavimentado que el de la derecha , conducía a la ciudad que ostentaba la capitalidad de aquella región : Bet Saida Julias , en honor de la hija de Augusto.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto