Fue entonces cuando recordé las prisas de los caravaneros . Efectivamente , con el atardecer del viernes , el pueblo judío festejaba la entrada del día santo por excelencia . Y buena parte de las actividades quedaba en suspenso. Aunque comerciantes o campesinos fueran paganos , dicha paralización los afectaba también indirectamente . De ahí las urgencias por alcanzar sus destinos y cargar o descargar las mercaderías antes de la puesta del sol . Negocios , tratos y pagos debían resolverse - al menos entre israelitas y entre éstos y gentiles- antes de que un << hilo blanco pudiera confundirse con uno negro >>.
Y mientras prodeguía la marcha me pregunté por el anómalo comportamiento de los felah en la puerta << norte >> . ¿ Podía guardar relación con la cercanía del sábado ? No me parecía lógico . Faltaban unas cuatro horas para el ocaso . Un tiempo más que sobrado para ganar cualquiera de los objetivos situados en el yam o en sus proximidades .
Y encogiéndome de hombros , incapaz de soventar el misterio , olvidé el asusnto.
Aceleré el paso , concentrándome en la ruta y en la última fase del viaje : el delicado ingreso en el módulo . La ausencia de las << crótalos >> podía complicar mi reunión con Eliseo . Según lo planeado , al llegar a la altura de Migdal debería establecer la conexión , vía laser . Como ya expliqué en su momento , las sandalias << electrónicas >> habían sido dotadas de un segundo dispositivo - alojado también en la suela - que permitía al piloto ubicado en la << cuna >> el seguimiento por radar de su compañero . Un microtransmisor emitía impuklsos electromagnéticos a razón de 0,0001385segundos que , debidamente amplificados en la << vara de Moisés >> , eran << transportados >> mediante láser hasta las pantallas de la nave . Este enlace , puramente informativo , venía a sustituir la conexión auditiva , válida tan sólo en un radio máximo de qince mil pies.
A lo largo de los dos primeros kilómetros la calzada fue encajonándose entre los altos farallones rojizos del macizo del har o monte Arbel y un peligroso talud ( a mi derecha ) , de cuatro o cinco metros que caía casi vertical sobre las aguas del lago . Y empecé a observar algo que no resultaba normal. La ruta presentaba un escaso movimiento de viajeros . Más aún : el fluir de caminantes sólo se registraba en dirección a Tiberíades .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y mientras prodeguía la marcha me pregunté por el anómalo comportamiento de los felah en la puerta << norte >> . ¿ Podía guardar relación con la cercanía del sábado ? No me parecía lógico . Faltaban unas cuatro horas para el ocaso . Un tiempo más que sobrado para ganar cualquiera de los objetivos situados en el yam o en sus proximidades .
Y encogiéndome de hombros , incapaz de soventar el misterio , olvidé el asusnto.
Aceleré el paso , concentrándome en la ruta y en la última fase del viaje : el delicado ingreso en el módulo . La ausencia de las << crótalos >> podía complicar mi reunión con Eliseo . Según lo planeado , al llegar a la altura de Migdal debería establecer la conexión , vía laser . Como ya expliqué en su momento , las sandalias << electrónicas >> habían sido dotadas de un segundo dispositivo - alojado también en la suela - que permitía al piloto ubicado en la << cuna >> el seguimiento por radar de su compañero . Un microtransmisor emitía impuklsos electromagnéticos a razón de 0,0001385segundos que , debidamente amplificados en la << vara de Moisés >> , eran << transportados >> mediante láser hasta las pantallas de la nave . Este enlace , puramente informativo , venía a sustituir la conexión auditiva , válida tan sólo en un radio máximo de qince mil pies.
A lo largo de los dos primeros kilómetros la calzada fue encajonándose entre los altos farallones rojizos del macizo del har o monte Arbel y un peligroso talud ( a mi derecha ) , de cuatro o cinco metros que caía casi vertical sobre las aguas del lago . Y empecé a observar algo que no resultaba normal. La ruta presentaba un escaso movimiento de viajeros . Más aún : el fluir de caminantes sólo se registraba en dirección a Tiberíades .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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