miércoles, 6 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - 28 de abril , viernes - año 30 - ( 9 )

Mis sospechas quedaron confirmadas . El intruso o intrusos , tras franquear la puerta , arrojaron una carga de aquella sustancia bituminosa - probablemente el llamado betún de JUdea -, a la que prendieron fuego .
En cuanto a la autoría del criminal atentado , estaba claro . El << aviso >> en la puerta principal , con mi bolsa de hule , justamente << desaparecida >> en la vivienda del saduceo , señalaba directamente al vengativo sacerdote
Pero nadie declaró sus sentimientos . Y Santiago , más abatido aun que Jacobo y que este explorador , se dispuso a hacer frente a una situación que había tocado fondo .
Retornamos  a la sala  e , inteligentemente  , el jefe de la familia  continuó mudo . Fue a recostarse contra el filo de la plataforma superior y , acariciando la barba  , permaneció sumido en una profunda reflexsión .
Su mujer - Esta -, con una diligencia y autodominio igualmente admirables , se ocupó de Miriam . Hasta esos momentos , ninguno de los presentes  - ni ella misma - había caído en la cuenta de sus quemaduras .
Las llamas , por lo que acerté a apreciar , sólo lesionaron la capa córnea de la epidermis . Las plantas de los pies , de piel más gruesa que la del resto del cuerpo , presentaba algunos eritremas ( enrojecimientos ), dolorosos por supuesto , pero de escasa relevancia . La profundidad de las quemaduras - de acuerdo con la regla de << los nueve >> de wallace - apenas si alcanzaba un 0,5 , reduciéndolas a un primer grado .
Y una vez tratadas con agua fría . Esta procedió a untar las rojeces con un ungüento aceitoso que - según sus explicaciones - contenía extracto de malvavisco , una planta de raiz fuertes y amarillentas generalmente recoletadas  en los suelos salitrosos y que la Señora  , excelente conocedora del poder de la medicina natural , procuraba adquirir con regularidad . No me sorprendió . Yo había sido testigo de esta habilidad de María cuando cruzamos el wadi Hamân.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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