viernes, 29 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 30 de abril , al 3 de mayo ( 12 )

Y hasta las doce , un silvante maarabit me previno . Era el momento de iniciar el descenso . Advertí a Eliseo de mis intenciones y me dispuse a salvar los 173 metros existentes entre el vértice  y la << muralla >> . Fue entonces , al esquivar una de las agujas rocosas , cuando lo vi. Aquello , en efecto , pasó inavertido en los análisis de las imagenes aéreas . Me incliné intrigado .
¡ Qué demonios ... !
Al socaire de uno de los macizos  de << gundelias >> se levantaba un montículo de tierra rojiza , delicadamente triturada  , que no alcanzaría más allá de los treinta centímetros de altura . El << volcán >> presentaba junto a la base un orificio de unos siete centímetros de diámetro . Tomé un puñado del cuasipolvo . Se hallaba seco , sin rastro de excrementos .
¿ Topos ?
Francamente , me extrañó en aquel peñasco desértico , con un subsuelo de especial dureza y presumiblemente huérfano de la dieta habitual de estos insectívoros : gusanos , insectos y pequeños invertebrados .
Y al recorrer de nuevo la plataforma triangular descubrí la presencia de , al menos , una decena de aquellos misteriosos conos y sus correspondientes agujeros , casi siempre al amparo de las familias de las espinisas << gundelias >> . Crucé sobre los escombros de la << muralla >> y , por puro instinto , fui << peinando >> la pendiente , comprobando cómo buena parte de la misma  aparecía igualmente perforada . No conseguí establecer orden alguno entre los << volcanes >> . Surgían aquí y allá , con un único denominador común : todos habían sido practicados en las proximidades de los cardos y arbustos . Para ser rigurosos , a la sombra de las plantas de raíces gruesas y comestibles . en total , desde el vértice del triángulo hasta casi la mitad de dicha pendiente , llegué a contabilizar cuarenta orificios con sus inseparables << volcanes >> . Y conforme descendí hacia el manzano de Sodoma , conos y agujeros fueron remitiendo hasta desaparecer a unos 1200 metros del mencionado vértice del ravid . Allí sospechosamente , cardos y arbustos se extinguían igualmente , sofocados por una rebelde caliza y un río de escoria volcánica .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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