lunes, 11 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - 28 de abril , viernes - año 30 - ( 32 )

¿ Qué hacer ? ¿ Cómo actuar ? La norma me prohibia intervenir atajando el mal . Por otra parte , privado del botiquín de << campaña >> , no era mucho lo que tenía al alcance de la mano . Y por enésima vez me ví enfrentado a uno de los más dolorosos  aspectos de nuestro trabajo . Mi corazón me arrastraba  a salvar la vida de aquella inocente criatura . Mi férreo entrenamiento , en cambio , me sujetaba , obligándome a salir del atolladero en el voluntariamente , había caído . Es curioso . este dramáticom dilema nos ayudaría a comprender mejor las difíciles y muy parecidas circunstancias por las que tuvo que pasar el Maestro en numerosos momentos de su vida de predicación . Pero no adelantemos acontecimientos ...
La madre me miró con ansiedad . Estaba claro para ella que aquel individuo era un << sanador >> o algo parecido . Y aturdida fue a preguntar lo último que hubiera deseado oír :
- ¿ Puedes salvarle ?
La lucha en mi interior fue tan desgarradora y volcánica que la mujer , leyendo en mis ojos , pasó de implorante a consoladora .
Increíble pirueta del Destino .
Tomó mis manos y , aproximándolas a sus labios , las besó indulgente . Me rompí por dentro . Y con un susurro se excusó :
- Sé que nuestros pecados son muchos ... Gracias por intentarlo.
Aquella pobre gente - dominada por la tradición y las torcidas interpretaciones rabínicas - admitía sin discusión que la enfermedad era el lógico castigo a sus pecados . Y creía a pie juntillas en la maldición del colérico Yavé , que no perdonaba el menor error . Esas faltas - negociadas por Dios en forma de males y calamidades - afectaban incluso a sus hijos y a las generaciones futuras . ¡ Cuánto peleó el Maestro por borrar de las mentes de los contemporáneos tan absurda e infantil idea !
Cuánto luchó por hacerles ver que el verdadero Dios era en realidad un amoroso Padre !
Y de prnto , revolviéndome contra mí mismo , en una reacción que no supe explicar , me hice con la << vara de Moisés >> . No podía curarle , ciertamente , pero si aliviarle.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
 

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