Y conforme abanzaba , este planteamiento fue tornándose en algo sólido . Y mi corazón se agitó , pendiente de la premonición .
Una discreta brisa - preludio del puntual maarabit , el viento del Mediterráneo que sopla entre abril y octubre - refresco momentáneamente la marcha y los caldeados pensamientos . Con el ascenso del sol y la aproximación al lago la temperatura había ido subiendo . En aquellos momentos quizá rondase los 25 o 28 º centígrados .
Aun par de kilómetros del yam , la hasta entonces desierta senda fue cobrando mayor actividad . Alcancé y rebasé varias cuerdas de asnos , conducidas por chillones y gesticulantes felah , deseosos , como yo , de arribar lo antes posible a su destino : presumiblemente , la capital del lago - Tiberíades - o algunas de las localidadesn costeras . Al principio no reparé en el porqué de semejantes prisas . Después , a las puertas de la ciudad de herodes Antipas , comprendería la razón de tales urgencias .
Pendientes de los cargamentos de legumbres , cerámica , flores , quesos , y de los abultados odres de vino de las alejadas regiones de Queruhaín ( al norte de jericó ) , Beth Rimá , Beth labán , en las montañas de Judea , galileos y judíos apenas me prestaron atención . Crucé los obligados saludos , recibiendo en la mayor parte de los casos un lacónico shalom ( paz ) y en otros las inevitables maldiciones - contra mi madre , naturalmente - al percibir el acento de aquel maldito pagano .
Y todo discurrió con relativa normalidad hasta que , al doblar uno de los escasos recodos , faltando poco más de kilómetro y medio para la cota del nivel del mar ( el yam se encontraba entonces a 208 metros por debajo de la superficie del Mediterráneo ), fui sorprendido - ésa sería la palabra exacta - por un espectáculo que no figuraba en nuestras informaciones y que me obligó a frenar la marcha .
¡ Dios ! ¡ Cuánto nos quedaba por ver en aquella Palestina del siglo I !
Súbitamente , los prósperos campos de cereales desaparecieron . Y a derecha e izquierda de la carretera , hasta donde pude alcanzar con la vista , surgió un << infierno >> . Algo había contemplado a las afueras de jerusalen .
Pero aquello sobrepasaba toda imaginació.
¿ Miles de chabolas ? No creo que exagere .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Una discreta brisa - preludio del puntual maarabit , el viento del Mediterráneo que sopla entre abril y octubre - refresco momentáneamente la marcha y los caldeados pensamientos . Con el ascenso del sol y la aproximación al lago la temperatura había ido subiendo . En aquellos momentos quizá rondase los 25 o 28 º centígrados .
Aun par de kilómetros del yam , la hasta entonces desierta senda fue cobrando mayor actividad . Alcancé y rebasé varias cuerdas de asnos , conducidas por chillones y gesticulantes felah , deseosos , como yo , de arribar lo antes posible a su destino : presumiblemente , la capital del lago - Tiberíades - o algunas de las localidadesn costeras . Al principio no reparé en el porqué de semejantes prisas . Después , a las puertas de la ciudad de herodes Antipas , comprendería la razón de tales urgencias .
Pendientes de los cargamentos de legumbres , cerámica , flores , quesos , y de los abultados odres de vino de las alejadas regiones de Queruhaín ( al norte de jericó ) , Beth Rimá , Beth labán , en las montañas de Judea , galileos y judíos apenas me prestaron atención . Crucé los obligados saludos , recibiendo en la mayor parte de los casos un lacónico shalom ( paz ) y en otros las inevitables maldiciones - contra mi madre , naturalmente - al percibir el acento de aquel maldito pagano .
Y todo discurrió con relativa normalidad hasta que , al doblar uno de los escasos recodos , faltando poco más de kilómetro y medio para la cota del nivel del mar ( el yam se encontraba entonces a 208 metros por debajo de la superficie del Mediterráneo ), fui sorprendido - ésa sería la palabra exacta - por un espectáculo que no figuraba en nuestras informaciones y que me obligó a frenar la marcha .
¡ Dios ! ¡ Cuánto nos quedaba por ver en aquella Palestina del siglo I !
Súbitamente , los prósperos campos de cereales desaparecieron . Y a derecha e izquierda de la carretera , hasta donde pude alcanzar con la vista , surgió un << infierno >> . Algo había contemplado a las afueras de jerusalen .
Pero aquello sobrepasaba toda imaginació.
¿ Miles de chabolas ? No creo que exagere .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
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