Al descubrir la desaparición de las << crótalos >> , las vitales lentes de contacto , ya pensé en ello . ¿ Cómo localizar el módulo - apantallado por la IR - sin el concurso de dichas lentes ? Me consolé , confiando en la conexión auditiva . Aun así , aquel tropiezo significaba una irreparable pérdida . En el módulo sólo quedaba un estuche , con un par de << crótalos >> de repuesto . teníamos que extremar las precauciones . La destrucción o robo de aquellas últimas << crótalos >> habría supuesto serias dificultades a la hora de entrar en nuestro refugio y de manipular el instrumental alojado en la << vara de Moisés >>. En cuanto al salvoconducto de Poncio - aunque yenía por delante un no menos incierto viaje a Cesarea -, honradamente , no me preocupaba en exceso . De peores lances había salido ..
12,30 horas.
¿ Fue el instinto ? Ya no sé qué pensar ...
Al consumar los tres kilómetros y divisar el camino secundario que , partiendo de la ruta principal , culebreaba entre las hileras de olivos hacia el villorrio de las redes ( Arbel ) , volví a detenerme . Contemplé el apretado racimo de casitas , perdido en la distancia y , como un certero aviso , recordé la inquietante soledad del wadi Hamâm . Aquel desfiladero - conocido también como el valle de las palomas - no me inspiraba confianza . No para atravesarlo en solitario . Y aunque hubiera podido hacer frente a un hipotético asalto de los bandidos y merodeadores que se ocultaban en la zona , consideré más prudente evitar el posible riesgo.
Cálculé la distancia a la ciudad de Tiberíades - alrededor de cuatro o cinco kilómetros - y confiando en avistar el yam en pco más de una hora me dejé conducir por la intuición . Y ahora me pregunto : ¿ fue la intuición quien verdaderamente me hizo cambiar de criterio ? Sea como fuere , bendito sea . Como repetía el Maestro , << quien tenga oídos , que oiga >>.
Y con paso enérgico ataqué aquella etapa . Un tramo inédito para este explorador . Esta circunstancia - no lo voy a negar - me puso en guardia . Ignoraba lo que tenía por delante . Y aunque mi único y obsesivo propósito era reunirme con mi hermano , no descarté que , bien por mi calidad de pagano o por cualquier otro capricho del Destino , pudiera verme enredado en nuevos conflictos .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
12,30 horas.
¿ Fue el instinto ? Ya no sé qué pensar ...
Al consumar los tres kilómetros y divisar el camino secundario que , partiendo de la ruta principal , culebreaba entre las hileras de olivos hacia el villorrio de las redes ( Arbel ) , volví a detenerme . Contemplé el apretado racimo de casitas , perdido en la distancia y , como un certero aviso , recordé la inquietante soledad del wadi Hamâm . Aquel desfiladero - conocido también como el valle de las palomas - no me inspiraba confianza . No para atravesarlo en solitario . Y aunque hubiera podido hacer frente a un hipotético asalto de los bandidos y merodeadores que se ocultaban en la zona , consideré más prudente evitar el posible riesgo.
Cálculé la distancia a la ciudad de Tiberíades - alrededor de cuatro o cinco kilómetros - y confiando en avistar el yam en pco más de una hora me dejé conducir por la intuición . Y ahora me pregunto : ¿ fue la intuición quien verdaderamente me hizo cambiar de criterio ? Sea como fuere , bendito sea . Como repetía el Maestro , << quien tenga oídos , que oiga >>.
Y con paso enérgico ataqué aquella etapa . Un tramo inédito para este explorador . Esta circunstancia - no lo voy a negar - me puso en guardia . Ignoraba lo que tenía por delante . Y aunque mi único y obsesivo propósito era reunirme con mi hermano , no descarté que , bien por mi calidad de pagano o por cualquier otro capricho del Destino , pudiera verme enredado en nuevos conflictos .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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