martes, 12 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor . Tomo 5 - 28 de abril , viernes - año 30 ( 33 )

Y dejándome guiar por aquel frenético sentimiento y por la isea que acababa de iluminarme , solicité de la mujer que se retirara . Obedeció al instante . Acomodé al niño sobre la estera de palma  y me arrodillé a su lado . Y depositando la cabeza sobre mis piernas  lancé una rápida mirada mirada al camino . Seguia desierto . Y procurando serenarme aproximé la parte superior del cayado al rostro del pequeño , hasta situarlo a unos quince centímetros de la piel . Y me dispuse a pulsar el clavo del láser de gas hasta la posición  de desfocalización , rebajando así  el alto potencial energético al nivel de los 500 hertz . Lamentablemente , al no disponer de las << crótalos >> , la radiación - en una longitud de onda de 904 nanómetros ( no visible )  - debía ser dirigida de forma instintiva  . Su poder de penetración  , sin embargo , hasta cinco centímetros  , superando la barrera cutánea y subcutánea , garantizaba  una amplia y segura acción antibacteriana que - en cuestión de minutos - me serviría de orientación .
Y protegiendo los ojos del pequeño con la mano izquierda  , fui trazando círculos sobre la infección , barriendo la totalidad del rostro . Y a los seis o siete minutos , ante la atónita mirada de la galilea , la invisible energía lumínica , actuando biomolecularmente en las células de los tejidos enfermos , obró el << milagro >> ; la desintegración de las ampollas y la paulatina desaparición de las inflamaciones. Incrementé la frecuencia hasta los mil cuatrocientos hertz, dedicando otros quince o veinte minutos a una nueva << regeneración >> que se extendió también a las orejas y al cuero cabelludo.
Y feliz ante la eficacia de aquella << vitamina luz >< ,  fui a entregar el niño a su madre . La galilea , sin poder dar crédito a la súbita transfiguración del pequeño , me observó con un miedo reverencial . Y las lágrimas acudieron a sus ojos . Y también a los mios .
Yo sabía que la infección no había desaparecido y que , muy probablemente , transcurridos los efectos  de aquella energía en estado puro , la << erisipela >> reaparecería , comprometiendo la vida del infante . Pero , al menos , aunque sólo fuera temporalmente , acababa de relajar el angustiado corazón de una madre .
Autor : J.J.Benitez
Antonio Martinez

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