Una vez << instalados en el Rabid - salvo emergencias -, los caminos de ida y vuelta quedarían fijados tal y como estoy explicando : El ingreso en la nave , siempre por la << jungla >> . El descenso hacia el lago , por la negra senda que bordeaba el acantilado izquierdo del << portaaviones >>
Salvadas , pues , las cañadas que separaban la << herradura >> de la ruta Migdal - Maghar, el explorador se encontraba con la << popa >> del Ravid . En aquel punto , como decía , las agresivas paredes del costado de << babor >> perdían toda su altura , fundiéndose con la cota del sendero . Bastaba cruzarlo para entrar en << nuestros dominios >>.
Y tras cercionarme de la soledad del camino , ataqué la rampa ( de unos seis grados ) que debía colocarme en la suave pendiente de algo más de dos mil metros conducía a la << proa >> del Ravid . Esa rampa de unos cincuenta metros , constituía el sector más << debil >> en lo que a seguridad se refiere . La situación del explorador era realmente comprometida . En dicho tramo nos hallábamos expuestos a las miradas de los posibles viajeros que marchasen en una u otra dirección . El problema no tenía solución . No había forma de camuflarse en aquellos malditos cincuenta pasos . La única alternativa era la ya practicada por quien esto escribe : sencillamente , esperar a que la ruta apareciese desierta .
Al dejar atrás la << zona muerta >> , el terreno recuperaba cierta horizontabilidad y el caminante quedaba a salvo de las miradas indiscretas . A partir de ese momento centré la atención en las referencias que ya habíamos detectado desde el aire y que nos servirian de orientación en los futuros ascensos y descensos .
La primera de estas << marcas >> - casi en el centro de la << popa >> del << portaaviones >> ( a unos cien metros de la << zona muerta >> ) - resultaría especialmente útil . En plena planicie , como un capricho de la Naturaleza , se alzaba un solitario y singular árbol . El único en toda la masa del Ravid : un voluntarioso manzano de Sodoma , misteriosamente desterrado de su hábitat Natural.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Salvadas , pues , las cañadas que separaban la << herradura >> de la ruta Migdal - Maghar, el explorador se encontraba con la << popa >> del Ravid . En aquel punto , como decía , las agresivas paredes del costado de << babor >> perdían toda su altura , fundiéndose con la cota del sendero . Bastaba cruzarlo para entrar en << nuestros dominios >>.
Y tras cercionarme de la soledad del camino , ataqué la rampa ( de unos seis grados ) que debía colocarme en la suave pendiente de algo más de dos mil metros conducía a la << proa >> del Ravid . Esa rampa de unos cincuenta metros , constituía el sector más << debil >> en lo que a seguridad se refiere . La situación del explorador era realmente comprometida . En dicho tramo nos hallábamos expuestos a las miradas de los posibles viajeros que marchasen en una u otra dirección . El problema no tenía solución . No había forma de camuflarse en aquellos malditos cincuenta pasos . La única alternativa era la ya practicada por quien esto escribe : sencillamente , esperar a que la ruta apareciese desierta .
Al dejar atrás la << zona muerta >> , el terreno recuperaba cierta horizontabilidad y el caminante quedaba a salvo de las miradas indiscretas . A partir de ese momento centré la atención en las referencias que ya habíamos detectado desde el aire y que nos servirian de orientación en los futuros ascensos y descensos .
La primera de estas << marcas >> - casi en el centro de la << popa >> del << portaaviones >> ( a unos cien metros de la << zona muerta >> ) - resultaría especialmente útil . En plena planicie , como un capricho de la Naturaleza , se alzaba un solitario y singular árbol . El único en toda la masa del Ravid : un voluntarioso manzano de Sodoma , misteriosamente desterrado de su hábitat Natural.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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