Y de pronto , Caná apareció ante nuestros ojos . La radiante luz de la mañana la transformó en una cinta blanca , milagrosamente anudada al olivar.
Ruth suspiró aliviada .
Y aprovechando la breve pausa me atreví a exponerle mis intenciones de continuar en solitario . Es curioso . Todo fue tan natural y sosegado que no necesité de escusa alguna . Sencillamente , rodeándome con una transparente y amorosa mirada , lo comprendió y aceptó . Y prometiendo que daría cumplida cuenta de lo hablado a su madre y hermano me abrazó temblorosa , añadiendo algo que me dejó perplejo :
- Aquel griego , aquel Jasón que conocí hace años , también nos amó y le amamos ...Pero tú eres mucho más guapo .
Como ya he referido , tendríamos que esperar a la ejecución del tercer << salto >> para desenredar aquel repetitivo misterio . ¿ Por qué algunos de los personajes de esta aventura hacían constantes alusiones a ese << otro Jasón >> que aseguraban haber conocido ?
Y alborozada se alejó a la carrera , perdiéndose en el olivar que flanqueaba el costado oriental de Caná .
Y con el espíritu reconfortado por la bondad de aquella providencial conversación , me dispuse a consumar la última fase de aquel inolvdable viaje .
De acuerdo con lo establecido me apresuré a dejar atrás los frondosos huertos de granados que distinguían y favorecían a la industriosa Caná , penetrando con decisión en el encabritado senderillo que unía la ciudad con la ruta que debía conducirme al yam . En esta ocasión , al contrario de lo que ocurriera en el viaje de ida , en el que me vi obligado a cargar al debilitado Natanael , el descenso entre las abundantes y regulares cañadas fue rápido y cómodo . Y de los dos kilómetros y cuatrocientos metros que me separaban del desvío fueron satisfechos en algo más de veinte minutos . Si la suerte me acompañaba , los restantes veintidós kilómetros hasta el lugar del asentamiento del Módulo podían ser cubiertos en unas tres horas . Quizá menos si las fuerzas respondían y quien esto escribe era capaz de desarrollar una velocidad de un kilómetro cada diez o doce minutos . Las recientes experiencias , sin embargo , me hicieron recapacitar . Este tipo de recorridos se hallaba sujeto casi siempre a una constelación de imprevisibles factores.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Ruth suspiró aliviada .
Y aprovechando la breve pausa me atreví a exponerle mis intenciones de continuar en solitario . Es curioso . Todo fue tan natural y sosegado que no necesité de escusa alguna . Sencillamente , rodeándome con una transparente y amorosa mirada , lo comprendió y aceptó . Y prometiendo que daría cumplida cuenta de lo hablado a su madre y hermano me abrazó temblorosa , añadiendo algo que me dejó perplejo :
- Aquel griego , aquel Jasón que conocí hace años , también nos amó y le amamos ...Pero tú eres mucho más guapo .
Como ya he referido , tendríamos que esperar a la ejecución del tercer << salto >> para desenredar aquel repetitivo misterio . ¿ Por qué algunos de los personajes de esta aventura hacían constantes alusiones a ese << otro Jasón >> que aseguraban haber conocido ?
Y alborozada se alejó a la carrera , perdiéndose en el olivar que flanqueaba el costado oriental de Caná .
Y con el espíritu reconfortado por la bondad de aquella providencial conversación , me dispuse a consumar la última fase de aquel inolvdable viaje .
De acuerdo con lo establecido me apresuré a dejar atrás los frondosos huertos de granados que distinguían y favorecían a la industriosa Caná , penetrando con decisión en el encabritado senderillo que unía la ciudad con la ruta que debía conducirme al yam . En esta ocasión , al contrario de lo que ocurriera en el viaje de ida , en el que me vi obligado a cargar al debilitado Natanael , el descenso entre las abundantes y regulares cañadas fue rápido y cómodo . Y de los dos kilómetros y cuatrocientos metros que me separaban del desvío fueron satisfechos en algo más de veinte minutos . Si la suerte me acompañaba , los restantes veintidós kilómetros hasta el lugar del asentamiento del Módulo podían ser cubiertos en unas tres horas . Quizá menos si las fuerzas respondían y quien esto escribe era capaz de desarrollar una velocidad de un kilómetro cada diez o doce minutos . Las recientes experiencias , sin embargo , me hicieron recapacitar . Este tipo de recorridos se hallaba sujeto casi siempre a una constelación de imprevisibles factores.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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