Desperté sobresaltado . Casi lo había olvidado . La computadora central - nuestro fiel Santa Claus - no entendía de pájaros . Y hacía muy bien . Mi hermano , tras vereficar la pantalla , me tranquilizó . Algunas madrugadoras bandadas de aves - como cada amanecer -, al penetrar en el escudo infrarrojo , hicieron saltar las señales acústicas y luminosas del << panel panic >> . Aquella servidumbre no tenía arreglo . Poco a poco , sin embargo , iríamos acostumbrándonos . Es más , con el tiempo , lo agradeceríamos . Las puntuales irrumpciones de las colonias migratórias y autóctonas en torno a la nave se convertirían en el mejor despertador para aquellos , casi siempre , extenuados exploradores .
Esta vez , en cambio , no se trataba de las alegres y confiadas palomas o tórtolas, tan abundantes en los cercanos riscos del har Arbel . Al asomarme a una de las escotillas descrubrí con desagrado que los intrusos eran negros y funerarios cuervos de cola en abanico , expertos carroñeros , recibidos siempre a pedradas por los supersticiosos judíos . Y a pesar de mi supuesta inteligencia , me vi contagiado por aquel sentimiento de rechazo . ¿ Cómo termenaría la jornada ?
Eliseo me devolvió a la inmediata realidad . Las lecturas de los sensores exteriores de la << cuna >> parecían inmejorables . El << emagrama de Stüve >> presentaba inversiones térmicas , calma chicha ( alrededor de 1 020 mb ) , presión en ascenso , visibilidad ilimitada y una temperatura preocupante para la temprana hora : 15º centígrados en el orto solar ( 5 , 15 h ).
Y tras un excelente desayuno - a la << americana >> por supuesto - , mientras mi hermano acometía con entusiasmo la puesta a punto del delicado << tatuaje >> ( el dispositivo de seguridad que deberíamos portar en la obligada exploración del lugar donde se asentaría la nave definitivamente ) , quien esto escribe repasó por enésima vez el plan previsto para aquel sábado.
Al abandonar el lago , camino de Nazaret , la situación era la siguiente :
En la mañana del 23 de abril , el impulsivo Simón Pedro inició un apasionado discurso frente al caserón de los Zebedeo , en Saidan . Deseaba << abrir los ojos a la buena nueva de la resurrección del Maestro >> a la muchedumbre que se concentraba en la aldea .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Esta vez , en cambio , no se trataba de las alegres y confiadas palomas o tórtolas, tan abundantes en los cercanos riscos del har Arbel . Al asomarme a una de las escotillas descrubrí con desagrado que los intrusos eran negros y funerarios cuervos de cola en abanico , expertos carroñeros , recibidos siempre a pedradas por los supersticiosos judíos . Y a pesar de mi supuesta inteligencia , me vi contagiado por aquel sentimiento de rechazo . ¿ Cómo termenaría la jornada ?
Eliseo me devolvió a la inmediata realidad . Las lecturas de los sensores exteriores de la << cuna >> parecían inmejorables . El << emagrama de Stüve >> presentaba inversiones térmicas , calma chicha ( alrededor de 1 020 mb ) , presión en ascenso , visibilidad ilimitada y una temperatura preocupante para la temprana hora : 15º centígrados en el orto solar ( 5 , 15 h ).
Y tras un excelente desayuno - a la << americana >> por supuesto - , mientras mi hermano acometía con entusiasmo la puesta a punto del delicado << tatuaje >> ( el dispositivo de seguridad que deberíamos portar en la obligada exploración del lugar donde se asentaría la nave definitivamente ) , quien esto escribe repasó por enésima vez el plan previsto para aquel sábado.
Al abandonar el lago , camino de Nazaret , la situación era la siguiente :
En la mañana del 23 de abril , el impulsivo Simón Pedro inició un apasionado discurso frente al caserón de los Zebedeo , en Saidan . Deseaba << abrir los ojos a la buena nueva de la resurrección del Maestro >> a la muchedumbre que se concentraba en la aldea .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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