Y espontáneamente sumé otra maldición a la de Jacobo.
Pero las cosas estaban como estaban y poco ganaba con lamentarme . Así que , estrujando el hule entre los dedos , fui a reunirme con el clan.
Las mujeres , rodeando a la Señora , cuchicheaban y gimoteaban . Santiago , puntualmente informado por Jacobo , permaneció unos instantes junto a su madre . Acto seguido , escoltado en todo momento por el cuñado , penetró en el taller . Y me fui tras ellos .
Atónito , el ahora hijo mayor fue inspeccionando el desastre . Pero , con gran entereza , mordiéndose los labios , no hizo el menor comentario . Y fue recorriendo con la mirada los restos calcinados del banco , las herramientas retorcidas e inservibles , las paredes ennegrecidas y la techumbre prácticamente devorada y abierta .
Después de todo - pensé - la familia podía considerarse afortunada . DE haber sofocado a tiempo las llamas , era más que probable que todo el inmueble se hubiera visto envuekto en el siniestro .
Y Santiago , fijando la atención en la vencida y consumida puerta puerta que separaba el lugar del patio posterior , avanzó un par de pasos , examinándola con detenimiento . Se hallaba abierta de par en par y pegada al tabique . Era extraño . La hoja fue apuntalada con un madero . Yo mismo , tras el corto paseo de esa noche , volví a colocarlo en su sitio . Parecía evidente que alguien la había desplazado . Y adivinando mis pensamientos , el galileo centró su examen en las bisagras .
- ¡ Mal nacidos !
El cerco fue estrechándose . Las bisagras , efectivamente , aparecían arrancadas de cuajo.
Y empecé a intuir también el porqué del providencial tiro de aire que redujo la humareda .
Y Santiago , girando en redondo , fue removiendo las cenizas del piso con la punta de la sandalia izquierda . ¿ Qué buscaba ? Al poco , el calzado tropezó con algo que le obligó a inclinarse . Lo desenterró sin prisas y , llevando lo que parecía un trozo de arcilla a la nariz , olfateó un par de veces . Finalmente , levantando los ojos hacia sus intrigados amigos , anunció con amargura:
- Asfalto .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Pero las cosas estaban como estaban y poco ganaba con lamentarme . Así que , estrujando el hule entre los dedos , fui a reunirme con el clan.
Las mujeres , rodeando a la Señora , cuchicheaban y gimoteaban . Santiago , puntualmente informado por Jacobo , permaneció unos instantes junto a su madre . Acto seguido , escoltado en todo momento por el cuñado , penetró en el taller . Y me fui tras ellos .
Atónito , el ahora hijo mayor fue inspeccionando el desastre . Pero , con gran entereza , mordiéndose los labios , no hizo el menor comentario . Y fue recorriendo con la mirada los restos calcinados del banco , las herramientas retorcidas e inservibles , las paredes ennegrecidas y la techumbre prácticamente devorada y abierta .
Después de todo - pensé - la familia podía considerarse afortunada . DE haber sofocado a tiempo las llamas , era más que probable que todo el inmueble se hubiera visto envuekto en el siniestro .
Y Santiago , fijando la atención en la vencida y consumida puerta puerta que separaba el lugar del patio posterior , avanzó un par de pasos , examinándola con detenimiento . Se hallaba abierta de par en par y pegada al tabique . Era extraño . La hoja fue apuntalada con un madero . Yo mismo , tras el corto paseo de esa noche , volví a colocarlo en su sitio . Parecía evidente que alguien la había desplazado . Y adivinando mis pensamientos , el galileo centró su examen en las bisagras .
- ¡ Mal nacidos !
El cerco fue estrechándose . Las bisagras , efectivamente , aparecían arrancadas de cuajo.
Y empecé a intuir también el porqué del providencial tiro de aire que redujo la humareda .
Y Santiago , girando en redondo , fue removiendo las cenizas del piso con la punta de la sandalia izquierda . ¿ Qué buscaba ? Al poco , el calzado tropezó con algo que le obligó a inclinarse . Lo desenterró sin prisas y , llevando lo que parecía un trozo de arcilla a la nariz , olfateó un par de veces . Finalmente , levantando los ojos hacia sus intrigados amigos , anunció con amargura:
- Asfalto .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto