martes, 5 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - 28 de abril , viernes , Año 30 ( 7 )

Y este explorador , rendido y en silencio , traspasó el umbral de la entrada , necesitado de unos gramos de paz y de aire puro . La noche continuaba profusamente engalanada de estrellas y la aldea  , a una dos horas del alba  , se me antojó odiosamente indiferente a la tragedia de aquel hogar . ¿ Cómo es posible que los vecinos no hubieran oñiso los gritos de la familia ? ¿ O sí los habían escuchado?
Y un cercano susurro distrajo mi atención , apartándome del irritante dilema .
Davíd , bajo el dintel , me reclamaba con urgencia . Me aproximé alarmado . ¿ Qué nueva desgracia nos visitaba .
Y señalando la cara exterior de la puerta me animó a que comprobara por mi mismo lo que acababa de descubrir . Acercó la lucerna y el corazón me dio un vuelco . Y al instante supe que mis sospechas eran correctas  . El incendio del taller no era fruto del azar.
En mitad de la madera aparecía una bolsa , sujeta por una menguada daga . Y por debajo , pintadas con cal , las palabras idolatría
Ni el sirviente ni yo reparamos  en aquel aviso - porque de eso se trataba - cuando , semiasfixiados , huíamos de la vivienda .
Y de pronto , al examinar el arma con mayor atención , creí reconocer la bolsa de hule . Pero no tuve ocasión de arrancarla . La súbita y acelerada presencia de Santiago , Jacobo , Esta y Rebeca me contuvo.
Los homres , sin resuello , permaneciendo unos segundos junto a David y este atónito explorador . Las mujeres , más alarmadas si cabe , penetraron en la casa como una exhalación.
Santiago y su cuñado observaron la pintada  con incredulidad . Y tras un instante de vacilación , maldiciendo a Ismael , el albañil desclavó la daga , arrojándola con furia en la oscuridad de la calle .
Me apresuré a recoger la caída bolsa , veruficando , en efecto , que se trataba  de la desaparecida pertenencia . Y nervioso , sabiendo de antemano lo inútil de la revisión , la abrí , examinando . Ni rastro de las << crótalos >> . Ni rastro de los dineros . Ni rastro del salvoconducto de poncio...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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