viernes, 1 de abril de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - El Diario ( 43 )

Y persuadido de la escasa trascendencia del problema - una desnutrición secundaria , mucho más grave me hubiera impedido actuar -, tras explicar a la SEñora  el posible origen del mal , le recomendé que intentara reanimarle con unas progresibas y reducidas raciones de alimentos de fácil digestión . A ser posible , en un primer momento , a base de leche , aceite y miel . Y todo ello , naturalmente , acompañado de un forzoso descanso .
Ruth Y Miriam , a una señal de la madre , pusieron manos a la obra , alejandose hacia la plataforma .
Y María , acariciando el rostro del Zebedeo , trató de animarle  , recordándole que << todo había pasado >> y que << muy pronto estaría de regreso en Saidan >>.
Y llevando el dedo índice izquierdo a los labios aconsejó silencio .
Nos retiramos hacia la mesa de piedra  , al tiempo que las mujeres retornaban con la primera ración . Y pacientemente  , como si de su hijo se tratara  , la Señora  , sosteniendo la cabeza de Juan con la mano derecha  , fue vertiendo el espeso contenido del cuenco de madera  en los temblorosos  labios del discípulo . Y dulcemente  , con un amor que me cautivó , permaneció junto a él hasta que hubo apurado la última gota . Y el Zebedeo , lanzando un profundo suspiro , cerró los ojos , asintiendo suavemente  con la cabeza . Y la mujer , feliz ante aquella inequívoca  y positiva manifestación , me trasladó su alegría  con un espontáneo comentario que , logicamente , sólo yo alcancé a comprender en toda su dimensión:
- ¡ Sí , Jasón , el más guapo !
Aunque pudiera parecer lo contrario , la Señora no olvidó las motivaciones que arrastraron a sus hijos a la cruda polémica . Y ante el suspense general pidió que tomáramos asiento en torno a la muela .
Ruth , la << ardilla >> , lo hizo junto a su madre . Y en un gesto que vino a expresar y resumir el sentimiento del resto , descansó la cabeza sobre el hombro de María , buscando y atrapando entre las suyas las manos de la Señora . Y las acarició y apretó en silencio , con los ojos bajos . Y el peso de mi complacida mirada debió llegar hasta su transparente cutis porque , al punto , descubrienco los ojos verdes , me observó y , ruborizándose , borró parte de la constelación de pecas que la adornaban.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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