Alguien me zarandeó con violencia.
- ¡ Señor ! ..
Pero un humo blanco y espeso no me permitió distinguir con claridad al individuo que acababa de arrancarme del profundo sueño .
- ¡ Señor !...
Y mis pulmones , repletos de gases , reaccionaron como los del criado , sometiéndome a un suplicio extra.
En aquellos confusos instantes recuerdo que , entre las columnas del humazo , me pareció ver un oscilante e intenso reflejo rojizo.
- ¡ Señor ! - clamó el anciano -. ¡ La puerta ...!
Y tanteando , doblándome a cada golpe de tos , tomó la iniciativa - ¡ bendito sea ! -, abriendo la hoja con desesperación . Y la humareda , como un ser vivo , se estiró hacia la noche , retorciéndose en el umbral . Y una bocanada de aire puro vono a perdonarnos .
Y a trompicones , olvidando incluso el cayado , me precipité tras los pasos de David , buscando el exterior como un poseso .
Un segundo después reaccioné . Y lo hice , primero con perplejidad , despues con vergüenza.
¡ La familia !
E indignado conmigo mismo me abalancé hacia la puerta , espantado con las manos el caracoleo del humo .
Y congestionado por los repetidos e hirientes ataques de tos busqué a mi alrededor , en un vano intento de auxiliar a maría y su gente . Y fue en vano porque , a los gritos del criado y ante la sofocante humareda , mujeres y hombres se habían ya incorporado.
Por fortuna , la inicial masa de humo , succionada por un fierte tiro de aire , estaba remitiendo . Al principio no caí en la cuenta del porqué de aquella intensa y salvadora corriente . ¿ Cómo hacerlo en mitad de semejante locura ? Lo que importaba es que la estancia principal comenzaba a despejarse.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¡ Señor ! ..
Pero un humo blanco y espeso no me permitió distinguir con claridad al individuo que acababa de arrancarme del profundo sueño .
- ¡ Señor !...
Y mis pulmones , repletos de gases , reaccionaron como los del criado , sometiéndome a un suplicio extra.
En aquellos confusos instantes recuerdo que , entre las columnas del humazo , me pareció ver un oscilante e intenso reflejo rojizo.
- ¡ Señor ! - clamó el anciano -. ¡ La puerta ...!
Y tanteando , doblándome a cada golpe de tos , tomó la iniciativa - ¡ bendito sea ! -, abriendo la hoja con desesperación . Y la humareda , como un ser vivo , se estiró hacia la noche , retorciéndose en el umbral . Y una bocanada de aire puro vono a perdonarnos .
Y a trompicones , olvidando incluso el cayado , me precipité tras los pasos de David , buscando el exterior como un poseso .
Un segundo después reaccioné . Y lo hice , primero con perplejidad , despues con vergüenza.
¡ La familia !
E indignado conmigo mismo me abalancé hacia la puerta , espantado con las manos el caracoleo del humo .
Y congestionado por los repetidos e hirientes ataques de tos busqué a mi alrededor , en un vano intento de auxiliar a maría y su gente . Y fue en vano porque , a los gritos del criado y ante la sofocante humareda , mujeres y hombres se habían ya incorporado.
Por fortuna , la inicial masa de humo , succionada por un fierte tiro de aire , estaba remitiendo . Al principio no caí en la cuenta del porqué de aquella intensa y salvadora corriente . ¿ Cómo hacerlo en mitad de semejante locura ? Lo que importaba es que la estancia principal comenzaba a despejarse.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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