Y antes de que acertara a coordinar un solo pensamiento , el albañil , Ruyh y su hermana Miriam se volcaron materialmente en la boca del taller de carpintería , ahora cegada por una informe columna de humo . Y unas epilépticas llamaradas en el interior del habitáculo me hicieron comprender .
- ¡ Fuego !
Y la familia enloqueció.
Los desesperados alaridos de las mujeres confundieron aún más a los hombres . Y las toses fueron invadiendo gargantas y multiplicando el caos .
La Señora , encorvada en el filo de la plataforma , ordenaba a los hijos que abandonaran la casa y solicitaran ayuda . Pero , a pesar de sus gritos , nadie la escuchaba . Ruth , presa de un ataque de histeria , había retrocedido , subiéndose a la mesa de piedra . Y entre agudos chillidos , saltando sin control , terminó pisando y volcando la lucerna . Y flama y aceite cayeron sobre una de las esteras de paja , incendiándola .
Miriam , arreciando en su griterío e insultando a la desquiciada << ardilla >> , se arrojó sobre la alfombra , pisoteando las llamas en un arriesgado intento por sofocarlas . Pero los pies desnudos acusaron la acción del fuego y , dolorida . ayeando , se retiró hacia atrás , topando en el rincón de las ánforas con un recién incorporado y no menos desconcertado Zebedeo . Y ambos cayeron entre maldiciones y lamentos .
Y en mitad de aquel desbarajuste , Jacobo , recobrando un mínimo de serenidad , montando la voz por encima de la algaraba , ordenó que le ayudáramos con los cántaros .
Y saltando hacia las ánforas , apartando a Juan y a su mujer sin contemplaciones , se desembarazó del manto , procediendo a destapar el más ventrudo de los recipientes .
Por un momento sólo se escucharon sus imperativas órdenes , reclamando los malditos cántaros .
Y David , que acababa de sumarse al desconcierto , fue el primero en responder . Y lo hizo a su manera e inteligentemente . Recurrió a las vasijas desperdigadas por el piso y que habían servido para contener el agua de lluvia , arrojando el líquido sobre la crepitante cortina de fuego..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¡ Fuego !
Y la familia enloqueció.
Los desesperados alaridos de las mujeres confundieron aún más a los hombres . Y las toses fueron invadiendo gargantas y multiplicando el caos .
La Señora , encorvada en el filo de la plataforma , ordenaba a los hijos que abandonaran la casa y solicitaran ayuda . Pero , a pesar de sus gritos , nadie la escuchaba . Ruth , presa de un ataque de histeria , había retrocedido , subiéndose a la mesa de piedra . Y entre agudos chillidos , saltando sin control , terminó pisando y volcando la lucerna . Y flama y aceite cayeron sobre una de las esteras de paja , incendiándola .
Miriam , arreciando en su griterío e insultando a la desquiciada << ardilla >> , se arrojó sobre la alfombra , pisoteando las llamas en un arriesgado intento por sofocarlas . Pero los pies desnudos acusaron la acción del fuego y , dolorida . ayeando , se retiró hacia atrás , topando en el rincón de las ánforas con un recién incorporado y no menos desconcertado Zebedeo . Y ambos cayeron entre maldiciones y lamentos .
Y en mitad de aquel desbarajuste , Jacobo , recobrando un mínimo de serenidad , montando la voz por encima de la algaraba , ordenó que le ayudáramos con los cántaros .
Y saltando hacia las ánforas , apartando a Juan y a su mujer sin contemplaciones , se desembarazó del manto , procediendo a destapar el más ventrudo de los recipientes .
Por un momento sólo se escucharon sus imperativas órdenes , reclamando los malditos cántaros .
Y David , que acababa de sumarse al desconcierto , fue el primero en responder . Y lo hizo a su manera e inteligentemente . Recurrió a las vasijas desperdigadas por el piso y que habían servido para contener el agua de lluvia , arrojando el líquido sobre la crepitante cortina de fuego..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto