De vez en cuando , eso sí , la << pequella ardilla >> - la única que no abrió los labios - me buscaba en la penumbra , clavando sus ojos en los míos . Presentí que Juan , al descubrirme junto a la mesa de piedra , volvía a las andadas y protestaba - supongo - por la presencia de aquel traidor en la casa familiar . María le susurró algo al oído y la mirada del Zebedeo - ahora viva y despierta - fue a clavarse en la de este incómodo explorador . Creí percibir cierta incredulidad , despuntando entre el viejo rencor . No había duda . Su actitud hacia aquel griego que se negó a auxiliara su amigo Natanael seguía tan enconada como antes . Quizá más . Y me resigné , prometiéndome a mi mismo que procuraría mantenerme alejado del inestable discípulo .
La Señora sonrió . Golpeó la mejilla del joven con un par de cariñosas palmaditas y Juan volvio a cerrar los párpados . Instantes después , Ruth , por indicación de la madre , se encaminaba al fogón , calentando una nueva ración de leche , aceite y miel.
El hambiente , sin embargo , no se resintió , Jacobo y David empezaban a cabecear , vencidos por el cansancio . Y en cuestión de minutos - sin demasiada resistencia - cayeron en un benáficioso y beatífico sueño . Y quien esto escribe , sin saber que partido tomar , aguardó impacientemente el regreso de la Señora Prometí a Santiago velar por la seguridad de su gente , pero , ¿ cómo hacerlo ? Y sobre todo , ¿ cómo mantenerme alerta si - como presumía - aquel insobornable sopor que me invadía continuaba su avance ?
Todo fue más sencillo .
María , al contemplar al anciano y a su yerno , se hizo cargo . Y de puntillas , cojeando , fue a inclinarse sobre este explorador , besándole en el lienzo que cubría su frente .
- Descansa , mi querido ángel . Demos a cada día su afan...
Aquella última frase me resultó familiar . ¿ Dónde la había escuchado ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
La Señora sonrió . Golpeó la mejilla del joven con un par de cariñosas palmaditas y Juan volvio a cerrar los párpados . Instantes después , Ruth , por indicación de la madre , se encaminaba al fogón , calentando una nueva ración de leche , aceite y miel.
El hambiente , sin embargo , no se resintió , Jacobo y David empezaban a cabecear , vencidos por el cansancio . Y en cuestión de minutos - sin demasiada resistencia - cayeron en un benáficioso y beatífico sueño . Y quien esto escribe , sin saber que partido tomar , aguardó impacientemente el regreso de la Señora Prometí a Santiago velar por la seguridad de su gente , pero , ¿ cómo hacerlo ? Y sobre todo , ¿ cómo mantenerme alerta si - como presumía - aquel insobornable sopor que me invadía continuaba su avance ?
Todo fue más sencillo .
María , al contemplar al anciano y a su yerno , se hizo cargo . Y de puntillas , cojeando , fue a inclinarse sobre este explorador , besándole en el lienzo que cubría su frente .
- Descansa , mi querido ángel . Demos a cada día su afan...
Aquella última frase me resultó familiar . ¿ Dónde la había escuchado ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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